«Nuestra cultura tiene mucho para decir»

En Madrid tomó clases con Michele Man, una bailarina inglesa, y vio más espectáculos de distintas partes del mundo como «Nederlands dans theatre» de los Países Bajos, «Compañía Galili Dance» de la misma región, «Danza Teatro de St. Petersburg» y otros grupos austríacos. Además, Balmaceda presentó algunos de sus solos en teatros locales. Hasta fue elegida para participar en un festival que se hace todos los años en Barcelona, «La marató del Spectacle». Ahí mostró con muy buena repercusión «Sola y mal acompañada», un solo de doce minutos. Y, como si todo esto no fuera ya mucho, tuvo la oportunidad de estar aunque sea por escasos minutos en la filmación de la película de Almodóvar, de ir al cine, de conocer a sus familiares de Galicia y tantas otras anécdotas que se escapan a esta entrevista.

Es tiempo de preguntas.

– Habiendo visto tantos espectáculos y tomado clases con bailarines profesionales como compañeros, ¿qué diferencias viste con la danza y escuelas locales?

– Bueno allá tienen otro respaldo económico, hay más apoyo institucional. Entonces las escenografías y la iluminación tienen increíbles magnitudes. La puesta es impecable como toda la producción integral. En cuanto a la danza vi cosas muy interesantes y otras que ya había visto en videos de compañías internacionales a las que tenía acceso en la Argentina. Hay cosas muy innovadoras experimentales. Claro que siempre en mi cabeza existía la comparación con Argentina y sinceramente creo que nuestro país tiene increíbles bailarines, proyectos creativos e ideas originales. Pero claro, al ser artista de un país de Tercer Mundo me doy cuenta de las dificultades con las que nos encontramos a la hora de llevar adelante un espectáculo. Aunque, pese a eso, nuestros espectáculos afuera impactan por su contenido. Y, para los que conocemos los entretelones, sabemos que está todo hecho a pulmón y cuán valorable es eso.

– O sea que a veces hay mucha producción pero poco contenido. Es difícil no dejarse impactar…

– Claro, porque muchas veces nos dejamos llevar por los espejitos de colores. Nos impactan otras cosas y no el contenido. Es una contradicción. En lo personal en vez de renegar de lo que ocurre en nuestro país y de las trabas que a veces sentimos que hay hacia el arte, yo sentí que era una privilegiada de estar viviendo eso. De observar cómo se resuelven espectáculos con todas las herramientas deseadas y entonces, por ende, valorando más aún el trabajo que hacemos en Argentina. Fue una experiencia muy motivadora estar en un centro de la danza mundial y además convencerme de que nosotros, la cultura argentina, tiene mucho para decir. Creo que en parte por eso también volví. Para contar desde mi lugar, desde mi tierra, las cosas como pueden ser dichas desde acá.

– ¿Cuál es el balance actual?

– Siento que, más allá del enriquecimiento en cuanto a lo profesional, el vivir afuera me dio una visión mucho más amplia de los vínculos, de las relaciones sociales. Vivir en ciudades tan cosmopolitas como Madrid o Bruselas fue lo que me motivó a idear el espectáculo que hoy en día estoy creando. (Ver recuadro). Hice muchas amistades y eso me acercó a otras culturas. Creo que ahí radica la riqueza de viajar, la forma diferente de ver la vida de cómo la veía.

Además de estar trabajando en su nuevo espectáculo, María Laura da clases de danza contemporánea en la Escuela Experimental de Danza Contemporánea de Neuquén y clases particulares en Roca. «Hoy lo importante es poder trabajar con todo eso que absorbí y viví en esos años afuera. Fue un proceso de un aprendizaje mayúsculo y ahora es tiempo de plasmarlo en mi tierra», concluye sonriente, tan decidida como ilusionada.

 

Nuria Docampo Feijóo

Fotos: Alejandro Carnevale y Gerardo Brossy


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