Nueva Orleans, de Katrina a la gloria

Nueva Orleans, como tantas en los últimos años en distintos rincones del planeta, fue noticia por recibir el azote de la furiosa naturaleza: el huracán Katrina, que se llevó todo lo que tenía a su paso, hasta el mismo techo de su estadio. Aún está en proceso de reconstrucción, pero sus habitantes tienen un motivo para sonreír.

Hace muy poco la ciudad entera vibró casi como nunca con el gol de campo de 40 yardas que le dio a los Saints su primer boleto para el Super Bowl.

Por todos lados la gente lloraba o gritaba, o ambas cosas, mientras hasta las monjas bailaban.

Al terminar el partido y por un momento, Percy «PJ´´ Williams Jr. se quedó sin palabras en el estadio. Todo lo que podía escuchar era el estruendo de los aficionados.

No era el estruendo del huracán Katrina que también recordó, cuando arrancó el techo del Superdomo. Tampoco era el clamor de sus vecinos, a los que ayudó como policía militar con un rifle a su espalda.

En esa noche, el soldado, de 33 años y con un abono para todos los partidos de los Saints en la temporada, percibió el clamor de toda una vida: Los Saints habían alejado de una patada la melancolía por el Katrina, y llevaron a Nueva Orleans al Super Bowl.

Esa noche se desató la fiesta más grande que la costa del Golfo de México haya visto quizá desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En un centro social, Kenny «Kool Breez» Battiste, disc jockey de profesión, sacude la cabeza. «Es como decían: Nunca habíamos tenido un presidente negro, nunca habíamos llegado al Super Bowl. Ahora, tenemos un presidente negro y vamos al Super Bowl».


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