Oasis

A) Para que haya un oasis debe haber un desierto.

B) El universo del rock es un territorio árido e infecundo en estos días.

C) ¿Es Oasis el oasis de la música actual?

Si este entuerto lógico-existencial hubiese sido planteado en 1994 o en 1995, la respuesta habría podido llegar a ser afirmativa.

Pero hoy, en el 2002, ni siquiera el triste panorama rockero permite pensar en la posibilidad de que el grupo que lideran los hermanos Liam y Noel Gallagher vuelva a ser lo que alguna vez fue: un ajustado reflejo de su nombre.

A juzgar por Heathen Chemistry, el séptimo y último disco de la banda, lo único que estos chicos malos de Manchester tienen para ofrecer son las últimas gotas de su cantimplora. Aunque, claro, en medio del Sahara eso ya es algo.

En otras palabras: si bien el nuevo álbum de Oasis no calma la sed, no refresca la cabeza y no le resuelve la vida a ningún desesperanzado y agobiado expedicionario, por lo menos genera una ilusión óptica en el horizonte; un espejismo donde se puede apreciar el intento de una banda para regresar a su mejor momento.

Hay que decir que igual se quedan en el camino. Y que de las 11 canciones que integran el disco, ninguna llegará al nivel de los primeros himnos.

¿Los motivos? La repetición de fórmulas compositivas, el predominio de las baladas empalagosas y un claro agotamiento de los recursos sonoros atentan contra la capacidad evocativa de toda la placa.

Sin embargo, y es necesario enfatizarlo, sobresale el esfuerzo que evidentemente hizo Noel Gallagher -guitarrista e irascible dictador musical- por democratizar el sonido del grupo: se incluyen tres temas de Liam, uno del guitarrista Gem Archer y otro del bajista -ex cantante del glorioso y extinto grupo Ride- Andy Bell.

El resultado de semejante política de apertura es decididamente positivo, aunque Noel se cobró el favor cantando en tres tracks, lo cual no hace sino empeorar las cosas.

Las canciones, una por una.

The Hindu Times abre el disco. Rock básico: uno, dos, tres… va. Tres acordes y una melodía «gancho» de guitarra.


A) Para que haya un oasis debe haber un desierto.

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