Obama y otro gesto para negociar con Cuba
Suspende una ley que permite iniciar acciones judiciales contra empresas que hagan inversiones en la isla
NUEVA YORK.- El presidente de Estados Unidos Barack Obama prorrogó la suspensión por seis meses del Título Tercero de la Ley Helms-Burton, tal y como hicieron sus predecesores Bill Clinton y George W. Bush, un día después de la reanudación del diálogo sobre asuntos migratorios entre Estados Unidos y Cuba.
La suspensión afecta al capítulo que permite iniciar acciones judiciales en Estados Unidos contra empresas que realizan inversiones en la isla y negocian con bienes norteamericanos confiscados por la revolución.
Con este decreto, el mandatario demócrata siguió la línea de Clinton y Bush, que dispusieron similares medidas durante sus mandatos.
Aunque Obama se limitó a repetir una decisión que tomaron regularmente Clinton y Bush, esta nueva suspensión de las sanciones se registra en medio de un clima de apertura de Washington hacia América Latina, incluyendo La Habana.
En una carta enviada ayer a los presidentes de los comités de Asuntos Exteriores y de Asignaciones de la Cámara de Representantes y el Senado, Obama aseguró que la suspensión «es necesaria para los intereses nacionales de Estados Unidos y para acelerar la transición a la democracia en Cuba».
La Casa Blanca mantiene así sin efecto ese artículo de la ley, que cuando fue firmada en 1996 generó molestias en Canadá y en algunos países europeos para entonces los principales socios comerciales de Cuba.
La suspensión, en consecuencia, evitó históricamente a Washington confrontar con algunos de sus más importantes aliados, quienes argumentaban que el artículo equivalía a dejar a sus países a merced de una ley estadounidense.
La denominada «Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubana», más conocida por el nombre del senador por Carolina del Norte Jesse Helms y el representante por Illinois Dan Burton, fue promulgada por el entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton, el 12 de marzo de 1996.
La norma establece que cualquier compañía no estadounidense que tenga tratos con Cuba puede ser sometida a represalias legales, y que los dirigentes de la compañía pueden ver prohibida su entrada en Estados Unidos.
La ley exige al presidente que «al prestar asistencia económica a Rusia y a las democracias euroasiáticas emergentes», tome en cuenta las medidas que éstas adoptan para «poner fin al régimen comunista de Cuba, incluida la retirada de tropas, el cierre de instalaciones militares y la cesación de los subsidios comerciales y asistencia económica, nuclear y de otra índole».
Además, acusaba al gobierno cubano, encabezado entonces por Fidel Castro, de amenazar la paz y la seguridad internacionales «al enfrascarse en actos de subversión armada y terrorismo tales como el entrenamiento y suministro de grupos dedicados a la violencia internacional».
El anuncio de Obama se difundió cuando la anterior moratoria de Bush ya casi expira y en la misma semana en que el Departamento de Estado confirmó el reinicio de conversaciones sobre programas de inmigración con el gobierno de La Habana.
Como parte del diálogo, Cuba y Estados Unidos retomaron el martes las negociaciones iniciadas en 1994 e interrumpidas en 2003 tras la masiva oleada de cubanos que llegaron a las costas de Florida en pleno «periodo especial», la crisis económica que atravesó Cuba tras la caída del bloque soviético. Grupos de cubanos-americanos de corriente política derechista se oponen a la dilación de la ley, sin embargo, la Unión Europea siempre respaldó tales resoluciones de la Oficina Oval. (Télam)
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