Odisea de un piloto y su hija tuvo final feliz

Apenas despegó, la nave quedó incomunicada.

SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- Con un simple teléfono celular, en medio de una dura tormenta y volando a ciegas, sin instrumentos ni radio, el experimentado piloto Luis Tantessio logró comunicarse con su mecánico y éste le sacó del apuro, dándole a la distancia instrucciones sobre qué hacer, como en los mejores guiones basados en las novelas de Arthur Hailey, pero sin catástrofes.

Con todo, aquí no hubo golpes de suerte ni extrañas fantasías hollywoodenses, para el hombre cuya emergencia mantuvo en vilo al público, a través de los medios de comunicación, luego de que Fuerza Aérea decidiera el cierre temporario de tres aeropuertos por su situación. (Ver recuadro)

Entrenamiento, solidaridad y profesionalismo de cada uno de los protagonistas de esta historia, fueron las claves según el propio Tantessio.

“Somos pilotos experimentados, nos entrenamos para esto y, en esta ocasión, tanto entrenamiento sirvió, porque fueron 45 minutos intensos”.

Sin embargo, a su arribo al aeropuerto Chapelco, donde lo esperaban algunos amigos y una decena de periodistas de medios locales y regionales, Tantessio admitió que “lo que realmente me llevo de esta experiencia es la gran solidaridad de la gente en vuelo, la profesionalidad con la que se manejaron los controles, que no sólo consiguieron mi teléfono celular sino que también en todo momento acompañaron para que pudiéramos salir”.

Tantessio viajaba con su hija Carla y ambos “terminamos muy tranquilos, tomando mate, cuando ya todo había pasado”.

El piloto salió a las 13 desde San Fernando, Buenos Aires, con destino a Chapelco, “para pasar unos días de descanso”, según refirió a este diario.

El caso es que “mi hija no iba a venir, pero se subió a último momento”.

De hecho, hasta el momento del arribo al aeropuerto regional de San Martín y Junín de los Andes, las escasas informaciones disponibles indicaban que sólo viajaba una persona en el Súper King Air 200, turbohélice, matrícula LV-BMG.

Tantessio es piloto profesional y vuela regularmente para una empresa que realiza servicios de taxi aéreo.

En la improvisada rueda de prensa a la salida del riguroso chequeo de mostrador en Chapelco, Tantessio comentó que “la aeronave es excelente, y nunca había tenido un problema, pero creo que lo que pasó es que se quedó pegado un relé”.

Sin electricidad ni radio

En otras palabras, explicó “nos quedamos en panes, que significa que perdimos toda la electricidad y el instrumental, de manera que no teníamos ayudas de navegación, entre otras cosas. Volaba como se hacía en los viejos tiempos, pero en este caso el problema era el temporal, que tampoco nos permitía regresar ni buscar un aeródromo alternativo”.

En consecuencia, añadió, “uno intenta mantenerse con la última orden recibida. Así, para no comprometer la seguridad del tránsito aéreo que había en ese momento, me mantuve firme en lo único que podía hacer, mantener vuelo bajo, rumbo y velocidad, volando hacia el oeste porque yo sabía que en esa dirección iba a salir de la nubosidad”.

Pero merced al vuelo a baja altitud y el teléfono celular simple, de aquellos que se pueden adquirir en cualquier comercio, el piloto logró comunicarse con su mecánico habitual, a quien explicó la situación y el comportamiento que hasta ese momento había tenido la aeronave, luego del desperfecto registrado a poco de la salida de San Fernando.

“Es una persona que tiene mucho conocimiento, mucha experiencia, y en seguida dedujo cuál era el problema y qué debía hacer. Me dijo que cortara esto, apagara aquello y reiniciara el sistema y, efectivamente, una vez realizada la maniobra todo volvió a la normalidad”.

Ya con el instrumental y en condiciones normales, Tantessio y su hija Carla continuaron vuelo a Chapelco, a donde arribaron a las 17.30, sin novedad.


SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- Con un simple teléfono celular, en medio de una dura tormenta y volando a ciegas, sin instrumentos ni radio, el experimentado piloto Luis Tantessio logró comunicarse con su mecánico y éste le sacó del apuro, dándole a la distancia instrucciones sobre qué hacer, como en los mejores guiones basados en las novelas de Arthur Hailey, pero sin catástrofes.

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