OPINION: La insoportable condición del ser… DT

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

Cuando usted lea estas líneas, si Boca perdió su partido ante el Etoile, de Túnez, en su debut en el Mundial de Clubes, Miguel Ángel Russo podría convertirse en pocas horas más en el decimotercer DT que dejaría su cargo en apenas cinco meses, sobre el total de veinte clubes de Primera.

De ganar, como indicaría la lógica, Russo sabe que igual su puesto seguirá siendo inestable hasta la final del domingo, eventualmente ante Milan, donde el entrenador volverá a jugar su futuro.

Son las reglas de juego del fútbol argentino. River se apresta a anunciar a Diego Simeone, que estaba bajo contrato con Estudiantes, mientras Daniel Passarella es mencionado como probable sustituto de Osvaldo Ardiles, que se fue de Huracán no obstante su buen trabajo. Con Ardiles suman doce los entrenadores que dejaron su puesto desde agosto pasado.

¿Será simple casualidad que haya salido campeón Lanús, el club con el entrenador de mayor tiempo en el cargo? Ramón Cabrero cumplió dos años en Primera, además de su trabajo previo en las inferiores.

Además de Simeone, Passarella y Ardiles, dejaron sus cargos Gustavo Costas (Racing), Ricardo La Volpe (Vélez), el colombiano Francisco Maturana (Gimnasia La Plata); Antonio Mohamed (Huracán), Ricardo Caruso Lombardi (Argentinos), Guillermo Rivarola (Olimpo), Pablo Marini (Newell's), Carlos Ischia (Rosario Central) y Mario Gómez (Gimnasia de Jujuy).

¿Serán tan malos los entrenadores argentinos que duran tan poco en sus puestos? ¿O no será que los dirigentes no saben sostener un proyecto, ya sea por presión de sus barras o por su afán de hacer nuevos negocios, suponiendo que un nuevo DT significa nuevos jugadores y nuevas comisiones. ¿Qué parte tienen los jugadores y su compromiso en picada cuando el DT deja de gustarles?

Muchos podrían aprender de Guy Roux, quien el 25 de agosto pasado, a los 68 años, puso punto final a su carrera como DT, después de pasar 45 años en la banca del Auxerre, con poquísimos títulos, pero con una gran capacidad para descubrir buenos jugadores.

Tal vez César Menotti, que casi a los 70 decidió volver al trabajo en el fútbol mexicano, no hay muchos casos similares. Sin mencionar por supuesto a Alex Ferguson, entrenador eterno de Manchester United, pero que «en Racing» duraría apenas dos fechas, según ironizó Gustavo Costas hace unos días.

Roux cuenta que a los 22 años renunció como jugador y, ya DT, demoró veinte años en llevar al Auxerre a Primera. En 46 años sólo dejó de dirigir tres meses por un problema cardíaco, pues hasta en el servicio militar mantuvo su vocación, dirigiendo al equipo del cuartel.

Roux jugó siempre con 4-3-3, práctica semanal y pretemporada en los Alpes suizos, para respirar aire puro. Admirador de Alfredo Di Stéfano, de Samuel Eto'o y Lionel Messi, Roux acepta que muchas cosas han cambiado desde que, hace casi medio siglo, dirigió por primera vez, pero que hay una que se mantiene inalterable: «El poder de los presidentes frente a los técnicos, se pierden tres partidos y echan al entrenador».


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