OPINION: Los tiempos de JR

Cuatro goles por partido, como destacó Juan Román Riquelme, son un dato más que importante a la hora del análisis, es cierto. Pero también podría agregarse que el primer rival fue una selección B de Estados Unidos y que tres goles llegaron en la última media hora. Y que el segundo fue una Colombia que venía de ser aplastada 5-0 por Paraguay.

No se agregan estos datos para desmerecer ambos triunfos. Pero lo más interesante, tal vez, fue que Argentina, jugando bien o mal, dio siempre la sensación de ser el dueño en los dos cotejos. De manejar los tiempos cada vez que se lo propuso. El más dominante tango lento y cerebral de Riquelme o el hip hop acelerado de Lionel Messi. Da la sensación de que cuando Riquelme frena la jugada, da una vuelta y vuelve a arrancar, Messi, tal vez, debe maldecir por haber picado otra vez inútilmente. Aunque se trata de una maldición interna, porque el pibe parece haber aprendido alguna lección de Alemania 2006 y, si se fastidia, no lo exterioriza públicamente. Porque Riquelme, no hay dudas, es el patrón del equipo.

Claro, Argentina ganó sus dos partidos y está dulce. Las victorias, se sabe, disimulan eventuales molestias. Y también tapan defectos. No importó que otra vez la defensa haya estado distraída y le hayan hecho dos goles de pelota parada. Que Roberto Abbondanzieri trasmita una fuerte sensación de inseguridad o que Alfio Basile haya elegido el recambio de un Diego Milito claramente más potente en lugar de un Carlos Tevez mucho más dúctil. Si Hernán Crespo, como se cree, queda definitivamente afuera de la Copa América, la disyuntiva Milito-Tevez ocupará buena parte de los debates futuros.

Riquelme, otra vez él, fue señalado por muchos como la figura del último triunfo ante Colombia. Pero los elogios, curiosamente, no tendrían que haber sido tanto por su juego, porque falló en numerosos pases. Sino porque hizo dos goles, uno de ellos con una de las principales diferencias que trajo desde Europa: su presencia más constante en el área rival. ¿O acaso fue casual que no sólo haya sido la figura, sino también el goleador de Boca en la Copa Libertadores?

No comparto la opinión de quienes creen que Argentina no ha jugado todavía a nada. Paraguay, aún con algunos suplentes, ofrecerá tal vez una medida más interesante en el partido del jueves. Porque el entrenador argentino Gerardo Martino ha impuesto un estilo más sólido a su equipo, respecto de Estados Unidos y Colombia, rivales iniciales. Allí se verá si Argentina, a ritmo de tango o de hip hop, encuentra grietas ante un rival supuestamente más serio.

Pero lo hecho hasta ahora no es poco. El fixture de la Copa América obliga a jugar cada tres o cuatro días, bajo temperaturas por momentos agobiantes y ante rivales que prefieren salir a defenderse para ver si le ganan de contragolpe al gran favorito. Porque Argentina sigue siéndolo. Brasil, el otro candidato, mostró poco y nada. Y su dependencia de Robinho como única carta de desequilibrio ofensivo es notable. Ni Argentina depende así de Messi para quebrar al rival. Pero lo que todavía es un misterio es si Argentina podrá transitar otros caminos cuando el patrón Riquelme siga fallando pases, pero además no haga goles, no acierte al menos un toque mágico y su lentitud, ahora elogiada por lo cerebral, termine simplemente exasperando.

 

EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES


Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios