OPINIÓN: Perder y quebrar

La crisis de San Lorenzo, con papeles sobre supuestas irregularidades que circulan hoy en todas las redacciones, confirmó que el negocio de la pelota estará siempre atado a los resultados, que tapan chanchullos a la hora del triunfo, pero que también desnudan todo a la hora del revés.

Si hasta Marcelo Tinelli, el Golden Boy de la TV, que supuestamente convierte en oro todo lo que toca, se termina retirando de un negocio siempre complejo, porque en el fútbol importa más una tabla de posiciones que un balance que pocos miran, salvo cuando llega la derrota y se destapa todo.

San Lorenzo era un equipo sensación unos meses atrás, su DT era candidato a dirigir a la selección y su plantel de renovadas estrellas era candidato al título, bajo la chequera generosa de Tinelli y sus socios y aliento de su público numeroso.

Pero las nueve derrotas y siete expulsiones en los doce partidos que van de 2009 destrozaron el sueño, como lo reflejó la reacción de los fanáticos, enfurecidos con jugadores no sólo por su bajo rendimiento, sino porque éste se produjo en medio de rumores de apatía deliberada, traducida en expulsiones infantiles y luego de reclamos permanentes por más dinero. «Mercenarios» fue el grito más escuchado en estos últimos días en San Lorenzo.

Además de fanáticos furiosos, Russo ya no es más el DT, los jugadores piden irse o el club quiere echarlos y tampoco se habla más de los dineros de un Tinelli en retirada, sino de un balance oficial que dejó perdidas de casi 6.000.000 de pesos, en un pasivo de 48.000.000, complicado porque los activos, que en el fútbol son los jugadores, no pertenecen al club en su gran mayoría, al punto que esta última cifra, se asegura, subirá a 70.000.000 en el próximo ejercicio.

No se trata, en rigor, de un informe sorpresivo en el mundo del fútbol. River parecía un paraíso cuando era campeón, hasta que los resultados cambiaron, la barra brava desnudó internas y los balances arrojaron nombres de grupos económicos y operaciones que reflejan el curioso submundo que rodea a la propiedad de los jugadores, es decir, el gran activo de los clubes.

Otros aguardan una posible caída de Boca en la Libertadores para mostrar de qué modo se complicó la situación económica de un club que también parece un paraíso, siempre y cuando acompañen los resultados, se sabe. ¿No pasó acaso lo mismo con la selección? El 4-0 ante Venezuela disimuló internas y miserias de un cuerpo técnico que todavía hoy precisa de reuniones y discusiones desgastantes para elaborar al menos un plan de trabajo. Fue preciso el 6-1 de Bolivia para que las diferencias quedaran expuestas.

 

POR EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES


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