Opinión publicada

Los invitamos a leer los siguientes artículos “Sombras en la sucesión”, de Carlos Pagni, y “La década atropellada”, de Ivá Petrella.

Carlos Pagni, en La Nación, relata que “cuando el ex presidente de México Vicente Fox se encaminaba a dejar el poder, contrató a un consultor y le dijo: “Necesito mejorar mi imagen para que quien me reemplace no encuentre ventajoso ensañarse conmigo investigando casos de corrupción”. Fox puso el foco en un problema que amenaza el proceso sucesorio de Cristina Kirchner. Los escándalos que sacuden a su administración y a su entorno familiar reducen las opciones para elegir un delfín. En los términos de Fox: dado el deterioro del prestigio presidencial, a quien ocupe la Casa Rosada a partir de 2015 le puede resultar muy tentador congraciarse con la opinión pública subiendo al patíbulo a figuras estelares del gobierno actual”. Añade que “esta dinámica tiene efectos paradójicos. La caída en la popularidad, en vez de inspirar en el oficialismo un movimiento de regeneración, induce a un mayor repliegue. Cuanto más amplio es el descrédito, más urgente la necesidad de garantizar la lealtad del legatario. La forma extrema de esa fianza es la reelección. Como parece inviable, desde el corazón del oficialismo se lanzó un candidato cuya fidelidad estaría asegurada: Diana Conti y Edgardo Depetri postularon a Amado Boudou para 2015. Nadie imagina arrebatos revisionistas en Boudou”. Para leer el artículo completo, hacé clic.

Ivan Petrella en La Nación afirma que “la verdadera cara de los diez años kirchneristas no es la “década ganada” sino “la década atropellada.” Una década en la que se buscó centralizar el poder absoluto en el oficialismo y garantizar la impunidad de sus miembros”. Después de enumerar ocho elementos que considera funcionales a ese fin, señala que “de aquí en adelante es importante resaltar que la debilidad que la oposición ha exhibido hasta ahora no surge sólo de incapacidad o egoísmos que impiden alianzas. Surge también de que varios partidos de ella votaron, por convicción ideológica o ingenuidad, proyectos que ahora reconocen como intentos de acumular poder-fueron partícipes. Al ver la dimensión real de la amenaza a la institucionalidad democrática que ayudaron a crear, esos partidos encuentran que compiten electoralmente, no contra otro partido político, sino contra el Estado en su conjunto, uno que además cambia las reglas de juego e ignora decisiones judiciales que atentan contra su proyecto. Por eso en las elecciones de octubre hay mucho en juego: la Argentina debe dejar atrás los abusos de la década atropellada para poner el foco en lo que ahora importa, ganar las décadas que vendrán”. Para leer el artículo completo, hacé clic.


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