OPINIÓN PUBLICADA

• Carlos Pagni, en La Nación, se pregunta si el poder da lugar a una suerte de patología. Cita el artículo de David Owen y Jonathan Davidson publicado en 2009 con el título “Síndrome de hibris : ¿un desorden de personalidad adquirido? Un estudio de los presidentes de Estados Unidos y los primeros ministros del Reino Unido a lo largo de los últimos 100 años”. Según Owen y Davidson, los líderes que son víctimas de hibris presentan 14 características: 1) ven el mundo como un lugar de autoglorificación a través del ejercicio del poder; 2) tienen una tendencia a emprender acciones que exaltan la propia personalidad; 3) muestran una preocupación desproporcionada por la imagen y la manera de presentarse; 4) exhiben un celo mesiánico y exaltado en el discurso; 5) identifican su propio yo con la nación o la organización que conducen; 6) en su oratoria utilizan el plural mayestático “nosotros”; 7) muestran una excesiva confianza en sí mismos; 8) desprecian a los otros; 9) presumen que sólo pueden ser juzgados por Dios o por la historia; 10) exhiben una fe inconmovible en que serán reivindicados en ambos tribunales; 11) pierden el contacto con la realidad; 12) recurren a acciones inquietantes, impulsivas e imprudentes; 13) se otorgan licencias morales para superar cuestiones de practicidad, costo o resultado, y 14) descuidan los detalles, lo que los vuelve incompetentes en la ejecución política. • Alfredo Leuco, el Perfil, se hace preguntas pero da respuestas: “¿Por qué Cristina quiere destituir a Scioli? Porque, junto con Massa, son los únicos dirigentes que tienen mayor intención de voto que ella y eso los coloca como herederos naturales de un peronismo obsesionado por el poder.(…) ¿Hay alguna posibilidad de arreglo? Sólo si el gobernador se rinde incondicionalmente. (…) ¿Scioli está dispuesto a hacer eso? De ninguna manera. Es su última trinchera. (…) ¿Cuál es el peor escenario para Cristina? Que termine de fraguar algo así como un nuevo tipo de Frejuli”. • Eduardo Van deer Koy analiza, en Clarín, el “capítulo final” entre la presidenta y Scioli: “Cristina se aferra a su popularidad en el conurbano y a la postulación de Alicia Kirchner para pelear en octubre Buenos Aires. Se comprende por qué razón el derrumbe de Scioli sería una prioridad. El largo conflicto docente ayudaría a ese objetivo. El gobernador está cansado y dispuesto a resistir. Jamás a romper. La Presidenta tampoco quiere asomar como causante de una fractura y una crisis. Simulan. Pero la última sintonía política entre ellos parece definitivamente rota”.


• Carlos Pagni, en La Nación, se pregunta si el poder da lugar a una suerte de patología. Cita el artículo de David Owen y Jonathan Davidson publicado en 2009 con el título “Síndrome de hibris : ¿un desorden de personalidad adquirido? Un estudio de los presidentes de Estados Unidos y los primeros ministros del Reino Unido a lo largo de los últimos 100 años”. Según Owen y Davidson, los líderes que son víctimas de hibris presentan 14 características: 1) ven el mundo como un lugar de autoglorificación a través del ejercicio del poder; 2) tienen una tendencia a emprender acciones que exaltan la propia personalidad; 3) muestran una preocupación desproporcionada por la imagen y la manera de presentarse; 4) exhiben un celo mesiánico y exaltado en el discurso; 5) identifican su propio yo con la nación o la organización que conducen; 6) en su oratoria utilizan el plural mayestático “nosotros”; 7) muestran una excesiva confianza en sí mismos; 8) desprecian a los otros; 9) presumen que sólo pueden ser juzgados por Dios o por la historia; 10) exhiben una fe inconmovible en que serán reivindicados en ambos tribunales; 11) pierden el contacto con la realidad; 12) recurren a acciones inquietantes, impulsivas e imprudentes; 13) se otorgan licencias morales para superar cuestiones de practicidad, costo o resultado, y 14) descuidan los detalles, lo que los vuelve incompetentes en la ejecución política. • Alfredo Leuco, el Perfil, se hace preguntas pero da respuestas: “¿Por qué Cristina quiere destituir a Scioli? Porque, junto con Massa, son los únicos dirigentes que tienen mayor intención de voto que ella y eso los coloca como herederos naturales de un peronismo obsesionado por el poder.(...) ¿Hay alguna posibilidad de arreglo? Sólo si el gobernador se rinde incondicionalmente. (...) ¿Scioli está dispuesto a hacer eso? De ninguna manera. Es su última trinchera. (...) ¿Cuál es el peor escenario para Cristina? Que termine de fraguar algo así como un nuevo tipo de Frejuli”. • Eduardo Van deer Koy analiza, en Clarín, el “capítulo final” entre la presidenta y Scioli: “Cristina se aferra a su popularidad en el conurbano y a la postulación de Alicia Kirchner para pelear en octubre Buenos Aires. Se comprende por qué razón el derrumbe de Scioli sería una prioridad. El largo conflicto docente ayudaría a ese objetivo. El gobernador está cansado y dispuesto a resistir. Jamás a romper. La Presidenta tampoco quiere asomar como causante de una fractura y una crisis. Simulan. Pero la última sintonía política entre ellos parece definitivamente rota”.

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