Opinión publicada

Fernanda Sandez, en La Nación, aborda críticamente la práctica cada vez más extendida del escrache. Considera que lo que se busca es “marcar, señalar, delatar. Cerrar el ojo del poder sobre uno solo -uno entre muchos- y volverlo distinto, enemigo: cosa. Nosotros o ellos, y sobre ellos, fuego tupido porque no hay diálogo posible con un otro cuya supervivencia -he decretado- pone en riesgo la mía. Será marcado pues con un triángulo, o con una estrella, o de cualquier otro modo que revele la gravedad de su “delito”: judío, gitano, homosexual, tutsi, croata: otro. El nombre no importa, porque eso siempre cambia. Lo que pervive -y daña- es la implacable máquina de partir el mundo en dos. Ayer unitario (o federal), hoy oligarca. Ayer gorila y hoy, destituyente, apátrida y hasta latifundista así no se posea más tierra que la que cabe en una maceta”.

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Para Néstor Scibona, en La Nación, las medidas económicas tienen el perfil propio de los juegos de azar. Señala que “si bien fue presentado como un “acuerdo” con las grandes cadenas de supermercados y de electrodomésticos, este congelamiento surgió por sorpresa, como todas las medidas económicas de la era cristinista. Incluso apenas diez días después de que la propia Presidenta expresara públicamente que los acuerdos de precios no sirven. Pero, más allá de esta explícita confesión sobre el fracaso de este tipo de medidas en distintas épocas, refuerza la impresión de que la política económica se ha convertido en una suerte de juego de azar, en el que el intervencionismo estatal puede alcanzar a algunos sectores y dejar fuera a otros”.

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Horacio Verbitsky en Página 12 analiza lo que considera “el viraje de la DAIA y la AMIA sobre la posibilidad de que el juez Canicoba pueda indagar a los acusados” del atentado terrorista. En su opinión el juez “fue influido por el gobierno de Israel y el fiscal Nisman”. Considera que “la Argentina fue víctima de una guerra en la que no participa ni decide. Los servicios de Inteligencia israelíes se atribuyen los datos útiles en la causa, los estadounidenses apuntan a Irán y los argentinos operan contra el acuerdo junto con Nisman. Un salto al vacío propuesto por la DAIA que destroza el sistema penal vigente”.

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