«Oscuro 22 de noviembre de 2004»
¡Querido «Hori»! ¿Cómo estás? ¿Todo bien? Yo sé que sí, porque estás junto a Dios. Es lo que merecés, porque fuiste una persona sana y noble que siempre pensó en los demás, sin darte cuenta de que aquellos que se decían «amigos» no eran otra cosa que aves de rapiña, sacaban ventaja de vos y abusaban de tu buena fe.
Pero ¿sabés qué, mi vida? Esos supuestos amigos se olvidan de que hay un Dios y de que tarde o temprano la justicia divina llega.
Querido sobrino de mi alma, ¡cuánto te necesito! Ayudame, no me dejes sola, hijo; vos sabés cuánto te quiero, ya nada es igual desde que no estás físicamente, pero tu recuerdo vive y vivirá en mí toda mi vida.
Te amo y te amaré por siempre, mi amor.
Que en paz descanses.
María Figueroa
DNI 5.704.966
Cipolletti
Comentarios