Otra familia neuquina retenida en su casa por ladrones

Se cree que fueron víctimas del mismo dúo que ya cometió media docena de hechos similares en poco tiempo. Los trataron con violencia mechada con insólitas dosis de amabilidad.

NEUQUEN- Un par de jóvenes, con el rostro oculto tras pasamontañas y coloridos pañuelos árabes, armados con un revólver de grueso calibre pero desgastado por el uso, sorprendió a una familia del barrio Belgrano y con una rara combinación de violencia y gestos de amabilidad, la despojó de dinero, alhajas, aparatos electrónicos, un rifle y varios otros elementos.

Entre amenazas, insultos y la permanente intimidación con el arma maniataron al matrimonio y sus dos hijas adolescentes, pero también les prodigaron desconcertantes atenciones, como desatarlos porque las ligaduras les hacían daño. «Uyy, pobrecita, dejame que te afloje el cordón», le dijo uno de los ladrones a una de las chicas.

La metodología que emplearon es idéntica la que sufrieron las víctimas de una seguidilla de asaltos que se han registrado, en los últimos días, en ese sector de la ciudad.

Una serie de circunstancias marcan una constante en el accionar de estos delincuentes, que se caracterizan por esperar a las víctimas cuando llegan a sus casas o estudiar sus mínimos movimientos antes de dar el golpe. Otro elemento que se reitera es el perfil de los ladrones: menos de 20 años, con una rara mezcla entre la suficiencia que da la experiencia y el nerviosismo de los recién iniciados.

En esta ocasión estuvieron más de una hora -de 21.50 a 22.55 del martes-, en el interior de la vivienda San Antonio al 1.000, en la zona del balneario municipal. Dialogaron con sus víctimas de cosas triviales, protagonizaron situaciones insólitas -como darle de comer al perro para que dejara de ladrar- y llevaron a cabo la acción sin que nadie en el barrio advirtiera algo anormal. A tal extremo que dos vecinos se acercaron porque les llamó la atención que el perro ladraba desde el jardín hacia el interior de la vivienda, pero no hicieron nada porque «veían que adentro todo estaba bien».

El jefe de la familia asaltada, Rubén Jara, dijo ayer a «Río Negro» que lo venían vigilando. Días atrás la alarma domiciliaria se había disparado varias veces, pero no fue por fallas del sistema como pensaba, sino porque merodeaban su casa y los sensores lo detectaron.

«La noche del domingo -relató Jara- sentí la alarma, miré hacia afuera y no vi nada raro. Al rato salí en la camioneta y quedaron mi esposa y mis hijas. En ese momento se activaron los sensores, por lo que mi esposa me advirtió por el celular que tuviera cuidado al regresar, lo que hice de inmediato». Antes de ingresar a la vivienda iluminó el sector con los reflectores del rodado y bajó linterna en la mano.

Los ladrones que lo abordaron el martes habían visto esta escena. Por eso le dijeron: «vos tenés un arma, dámela. No te hagás el vivo que el domingo a la noche, cuando anduviste alumbrando con los faros, ví que te bajaste con un 'chumbo'. Además danos toda la plata, que vos tenés mucho más».

Los jóvenes revolvieron toda la casa y en un gran bolso cargaron walkman, una radio, anillos, relojes, cadenas. «Unas medallas de oro las dejaron porque tenían el nombre de las chicas. Me pidieron que les hiciera un cheque, pero le dije que necesitaba que me dieran un nombre y se arrepintieron».

Esa noche las alarmas del barrio sonaron a cada rato. Cerca de las 6 de la mañana un vecino que se asomó a ver qué pasaba vio que dos ladrones trataban de robarse una canoa. La abandonaron en el medio de la calle.


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