Otra tortura para los republicanos

La acusación penal por asociación delictuosa contra Tom DeLay se agrega a la lenta tortura política que padecen los republicanos, el partido gobernante que tiene todo que perder si el público sigue descontento con su desempeño.

Los electores están rechazando la guerra en Irak, se sienten nerviosos por la economía y están perdiendo la fe en sus líderes políticos.

Hace menos de un año, el presidente George W. Bush ganó la reelección y el Partido Republicano obtuvo escaños en la Cámara de Representantes y en el Senado, lo cual elevó las esperanzas entre los círculos conservadores de que los republicanos pudieran controlar el Congreso y la Casa Blanca durante una generación o más.

Repentinamente, están preocupados ante la posibilidad de que pierdan el poder tras las elecciones del 2006 y el 2008.

Una confluencia de eventos -la serie de escándalos en el Partido Republicano, el creciente número de muertos en Irak, la respuesta lenta al huracán Katrina y un agudo declive de la economía- ha modificado el panorama político.

DeLay no es el único sospechado. El líder de la mayoría republicana en el Senado, Bill First, enfrenta investigaciones federales sobre sus ventas de acciones.

Un ex funcionario de la Casa Blanca fue arrestado la semana pasada en la investigación de Jack Abramoff, un cabildero y recaudador de fondos con grandes influencias. Karl Rove, confidente de Bush, está siendo investigado por filtrar a la prensa el nombre de una agente secreta de la CIA . (AP)

Notas asociadas: Escándalo de corrupción en Congreso de EE.UU.  

Notas asociadas: Escándalo de corrupción en Congreso de EE.UU.  


La acusación penal por asociación delictuosa contra Tom DeLay se agrega a la lenta tortura política que padecen los republicanos, el partido gobernante que tiene todo que perder si el público sigue descontento con su desempeño.

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