Otro atentado sacude a la capital colombiana

Escenas de pánico y un sentimiento de impotencia vivieron los habitantes de la capital de Colombia tras la explosión de dos bombas que causaron cuatro muertos, 23 heridos y destrozos.

COLOMBIA- La ola de terrorismo que sacude a Colombia cobró ayer otros cuatro muertos, 23 heridos y grandes daños materiales, en medio de la zozobra que vive el país por el creciente nivel de violencia y ante el reto de preservar la seguridad de cara a la Copa América de fútbol, que se disputará en julio próximo.

Una bomba, cargada con ocho kilos de explosivos, estalló ayer por la mañana en el transitado sector bogotano de Nicolás de Federmán, a corta distancia de la estatal Universidad Nacional, en momentos en que centenares de estudiantes se encontraban en el lugar.

En el hecho murieron cuatro personas, entre ellos un policía y una persona sobre la que caen serias sospechas de que integraba el comando terrorista, pues testigos afirman que cargaba el paquete que explotó.

En medio de la confusión y cuando los organismos de seguridad llegaban al lugar, otra bomba, esta vez de siete kilos de explosivos, estalló a pocos metros de allí.

Según los reportes oficiales, en el hecho resultaron heridas 23 personas, entre ellas dos policías y miembros de equipos periodísticos de canales de televisión. Ambas explosiones provocaron grandes daños materiales en numerosos edificios de departamentos ubicados en una avenida que pasa por el lugar, en un sector céntrico de la capital.

Un tercer artefacto explosivo fue desactivado por artificieros en un puente peatonal situado en la misma zona. Tras el atentado, el presidente Andrés Pastrana canceló un viaje que iba a efectuar este fin de semana a Francia y al principado de Mónaco, a fin de reunirse con los encargados de los organismos de seguridad.

El ministro del Interior, Armando Estrada, repudió el ataque y no descartó que detrás de las más recientes acciones terroristas estén los clandestinos grupos paramilitares contraguerrilleros, en retaliación por los golpes asestados por las autoridades, o una disidencia recién formada del guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El máximo jefe del ELN, Nicolás Rodríguez, alias «Gabino», dijo en una entrevista radial que su grupo no tiene nada que ver con los ataques y los atribuyó a paramilitares y narcotraficantes.

Llamadas hechas por ciudadanos a la Policía y al servicio secreto causaron alarma por la presencia de autos considerados como sospechosos, lo que dio lugar a una impresionante ola de «terrorismo telefónico» que produjo nerviosismo.

Las inspecciones tuvieron un resultado positivo en un sector relativamente próximo a las explosiones, cerca de la embajada de EE.UU y de la Fiscalía General. (DPA, Reuters, EFE)

La Copa no se suspende

Los atentados que dejaron ayer en Bogotá cuatro muertos y a decenas de heridos aumentaron la preocupación por la Copa América de fútbol, prevista para julio, mientras el gobierno se apuró a desvincularla de los hechos de violencia y aseguró que no hay posibilidad de suspender el torneo.

El ministro del Interior, Armando Estrada, descartó que los atentados estén orientados a la suspensión de la Copa América, porque es «un evento que le viene bien al país y todos los colombianos estamos contentos con esta celebración».

«El deporte es el elemento que más une y que más identifica a los colombianos y por eso creemos que tiene que ver con otros fenómenos y problemas del país y no con hechos positivos como la Copa América», agregó Estrada.

Las dos bombas, ocultas en bolsas para la basura, estallaron dos días después de que la policía secreta -Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)- lanzara el plan de protección para los 12 seleccionados nacionales de fútbol que participarán en el torneo. (ANSA)


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