Otro cierre de terror

Cipolletti ganaba 2-1 en la Visera, pero a tres del final, Santamarina dio dos golpes certeros.

No hay vuelta, Cipo no pega una y deja pasar valiosos puntos. Para colmo de males, la derrota que sufrió ayer en su vuelta a la Visera, en la reanudación del Argentino A fue aún más dolorosa, ya que en apenas dos minutos -cuando el partido se moría-, el albinegro pasó de la euforia a la frustración con dos golpes lapidarios de Santamarina, que se llevó una injusta victoria de 3 a 2. Hasta los 42 minutos del epílogo, el debut de Rogger Morales parecía más que auspicioso, ya que luego de un primer tiempo para el olvido y en desventaja (Leonardo Abálsamo abrió el marcador a los 27 para la visita); Cipo arrancó con todo en el complemento y lo dio vuelta en 25’, con otra actitud y un juego más disciplinado y efectivo. Un tempranero gol de Oscar Negri, aprovechando una desconcentración de la defensa tandilense, le permitió llegar a la igualdad apenas comenzó la segunda parte. Y pese a que diez minutos más tarde Henry Sáez desperdició un penal -estrelló el balón contra el travesaño-, Cipolletti no mermó su rendimiento y salió decidió a buscar el desequilibrio. Con Negri generoso en la recuperación, Sáez incisivo en el área y Julio Ibáñez más activo en el traslado – tras un comienzo lleno de dudas-, el local inclinó el juego a su favor y esa ventaja que tanto buscó en ese lapso no tardó en llegar. A los 25, César Medina se anticipó con un soberbio cabezazo, tras un córner y Cipo pasó a mandar en el marcador. A partir de ese momento, con la tranquilidad de estar en ventaja y desplegando un juego más que auspicioso, el público se animó a soñar con una victoria, luego de tantas frustraciones. Pero inesperadamente, a tres del final, la historia cambió repentinamente de protagonistas y el final feliz se transformó en una auténtica pesadilla A los 42, el balón dio mil rebotes en el área de Cipo, la defensa dudó, Ruiz no llegó a tiempo y Agudiak la mandó suave al fondo del arco. Y dos minutos más tarde llegó el golpe de nocaut, cuando Ocaño se encontró con la pelota en sus pies y se la sacó de encima con tanta fortuna que la clavó en el ángulo del Oreja. (AN)


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