Otro parto con riesgo
Por Arnaldo Paganetti
Por qué estamos escuchando a ese gorila?», quiso saber un dirigente del peronismo histórico de Jujuy.
«Porque ya colaboró con paladas de dinero y, si conseguimos reinstalar de nuevo a Carlos Menem o en su defecto a Carlos Reutemann, volveremos a hacer una alianza con los capitanes de la industria, Pérez Companc, Amalita Fortabat, Agostino Rocca, el Grupo Clarín y, por extensión, tendremos el aval de Estados Unidos», le contestó con un pragmatismo a prueba de bala, el senador Angel Pardo de Corrientes.
«Ustedes señalen el camino, nosotros le ponemos el líder», le dijo Pardo en una reunión reservada (organizada con espíritu multisectorial por el rionegrino Remo Costanzo) a Oscar Vicente, el poderoso empresario, vinculado con la actividad petrolífera y cuya compañía procura que el Estado se haga cargo de parte de la deuda en dólares asumida por firmas nacionales en el exterior y golpeadas por la enorme devaluación del peso.
Lo cierto es que el presidente Eduardo Duhalde abrió una ventana a la encrucijada argentina y, con el adelantamiento del reloj electoral (el mismo que juró que no iba a modificar salvo que las aguas recobrasen la calma, algo que nunca ocurrió), tiró la pelota hacia adelante y puso a todos, aún a los que no quieren participar en ese estilo político amañado, a jugar detrás de esa iniciativa.
Por más que en la Rosada afirmen lo contrario, los piqueteros asesinados por la policía en la estación ferroviaria de Avellaneda, influyeron decisivamente en la determinación de Duhalde, quien se jactaba de haber preservado la paz social de tragedias como las registradas el fatídico 20 de diciembre de 2001.
«Si seguía así iba a pasar a la historia como el Presidente del 4 a 1», se lamentó ante su esposa «Chiche» en relación con el valor alcanzado por el dólar, la divisa detrás de la que corren los argentinos cuando tienen algún excedente de pesos.
Los plazos de las urnas – que nadie puede asegurar como definitivos -, contemplan la designación de un nuevo Presidente dentro de poco más de 9 meses. Otro parto con riesgo, dado que por un lado existe una gran presión general para que se pongan todas las barajas en el mazo, y por el otro no hay voluntad de parte de los desprestigiados actores por dejar los cargos públicos.
Un colaborador estrecho de Carlos Ben, el principal asesor de prensa del Presidente, le dijo a un cronista de «Río Negro» que Duhalde sorteó bien la encierro (del FMI, del establishment, de los planes desestabilizadores que sobrevolaban la cabeza de Carlos Soria, a punto de ser defenestrado de la SIDE), pero no sabe que saldrá de la caja de Pandora abierta en la fuga hacia adelante.
«No nos comportamos como una Nación: los piqueteros están enfrentados con la maldita policía bonaerense; los ahorristas con los banqueros; el gobierno con la sociedad civil; los productores agropecuarios con los productores petroleros». La lista, inagotable, enumerada en el Gobierno, pone en evidencia que este tren sin control, con cada vez más gente expulsada a la calle y ninguna perspectiva de encarrilarse, marcha a toda velocidad a hacer crash.
No obstante, la creciente tensión otorgó instantes de reflexión y pactos. Duhalde y su enemigo Carlos Menem, por ejemplo, acordaron dar batalla dentro del PJ y respetar la decisión de los votantes, en las internas abiertas y simultáneas, sin sacar los pies del plato, como amenazan Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner.
Por supuesto, el bonaerense no le dará tregua al riojano y pone todas sus fichas a un frente anti Menem, piloteado por Carlos Alberto Reutemann, quien no termina de subirse al auto, aunque en una acertada calificación metafórica del porvenir, declaró que es capaz de «competir con el Diablo».
En Estados Unidos, donde se van levantando voces de alerta sobre el contagio argentino, resolvieron postergar los vencimientos de la deuda con los organismos internacionales, y darle un «changui» al jefe de Estado que, hipotéticamente, asumirá el 25 de mayo de 2003.
Menem, con recursos que van sacando de debajo del colchón o de entidades extranjeros, moviliza fuerza dormidas en el seno de su tumultuoso movimiento y desafía al mencionado eje (además de Reutemann están José Manuel De la Sota y Felipe Solá), alentado por Duhalde, deseoso de refugiarse en la provincia de Buenos Aires.
Hay un dato a tener en cuenta: De la Sota y Reutemann son de alguna manera hijos de Menem, más éste que ingresó a la política de su mano. Pero hay otro más muy importante: ninguno como Menem genera tanto rencor en una ancha franja de la sociedad, pese a que algunos analistas (quizá con razón), señalan que primero hay que sobrevivir y luego filosofar sobre las conductas éticas y corruptas. El odio hacia el ex Presidente sería capitalizado la radical del ARI, «Lilita» Carrió.
«Basta de hacer trampa, respetemos las reglas de juego», imploró Vicente ante los peronistas que también reprocharon a viva voz la confiscación de los depósitos por parte de los bancos. «Ningún país serio puede funcionar sin esas entidades, si no hay crédito no hay desarrollo», replicó el petrolero alertando sobre la imperiosa necesidad de normalizar el sistema financiero, como exige el FMI.
¿Se viene el canje compulsivo de bonos? Observando las directivas del Norte y la postura del titular del BCRA, Aldo Pignanelli, parece que sí.
La severa administración republicana de George Bush sigue poniendo el acento en las cuestiones de seguridad estratégica. Y no desconocen que la violencia que se agita en la Argentina es un disparador de potenciales actos de demencia incontrolables.
Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar
Por qué estamos escuchando a ese gorila?", quiso saber un dirigente del peronismo histórico de Jujuy.
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