Paciencia puesta a prueba

Corea del Norte sigue poniendo a prueba la paciencia de la comunidad internacional en el constante tira y afloja de las negociaciones para desmantelar su programa nuclear. Parece improbable que el aislado país asiático cumpla el plazo acordado en las reuniones a seis bandas y desactive sus instalaciones nucleares. La razón que Pyongyang esgrime para su demora es que todavía no recibió el dinero que se encontraba bloqueado en sus cuentas de Macao.

Sin embargo, desde Seúl hasta Washington, pasando por Pekín, los diplomáticos se aferran a la posibilidad de que los primeros pasos consensuados para que los norcoreanos abandonen su programa nuclear finalmente se cumplan. Después de todo, Pyongyang ratificó su compromiso de desarme una vez que obtenga los fondos bloqueados. Pero por el momento nada ha cambiado. El reactor nuclear que produce plutonio apto para armas atómicas sigue funcionando.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) espera aún la luz verde para enviar a sus inspectores, expulsados de Corea del Norte hace cinco años. El acuerdo alcanzado en febrero en las negociaciones a seis bandas había sido celebrado como un auténtico primer progreso en la larga disputa. Para no comprometer su implementación a causa de «problemas técnicos», léase demoras en la transferencia de los fondos norcoreanos bloqueados, se anunció una posible prórroga del plazo límite.

Las naciones intervinientes saben que demasiado depende de este acuerdo para permitir que descarrile a causa de los fondos. Para ellos, mantener vivo el proceso de desarme nuclear en la península coreana es mucho más importante que el respeto al plazo de 60 días que Pyongyang recibió para comenzar esta fase específica del proceso, según dejó en claro el negociador estadounidense Christopher Hill. También el ministro del Exterior surcoreano, Song Min Soon, apeló a la paciencia.

La política de Estados Unidos hacia Pyongyang enfrenta además duras críticas del interior de la superpotencia. Los escépticos subrayan que el régimen stalinista norcoreano será recompensado por su mala conducta y que el precio a pagar por su transigencia es muy alto. Pase lo que pasare con este acuerdo, Pyongyang guarda otro as en la manga después de realizar en octubre el primer y exitoso test de una bomba atómica. Aunque la comunidad internacional alberga dudas sobre el éxito real del experimento, éste ya es objeto de orgullo nacional en Corea del Norte.

 

DIRK GODDER (*)

DPA


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