Padel, un deporte que resurge en Neuquén

Aparecieron nuevas camadas de jugadores. Abren clubes y cuesta conseguir turnos.

NEUQUÉN

Del furor al olvido y del ostracismo a un lento resurgimiento. Así ha sido la corta vida del padel, un deporte con períodos de práctica cíclicos en nuestra región, y en el país.

Surgido en México en 1962, irrumpió en Argentina como la gran novedad deportiva a fines de los 80 y comienzo de los 90. En el Alto Valle no se hizo esperar el «boom» del padel y también generó gran cantidad de adeptos y, lógicamente, motivó la proliferación de canchas. Entonces, fueron muchos los que pensaron que podían «salvarse» económicamente levantando un par de canchas de un deporte que parece ser la mezcla algo imperfecta del tenis y la pelota a paleta.

Después del esplendor que gozó durante casi una década, sufrió una crisis: el caudal de jugadores disminuyó considerablemente, al igual que el número de predios, clubes (muchos vendidos, otros abandonados) y torneos. Sin embargo, referentes de la disciplina en Neuquén capital afirman que el período de crisis y estancamiento es parte del pasado y que en la actualidad hay un reverdecer de la actividad.

«Se juega mucho más, otra vez está en boga», dice Marcelo Ducás, dueño de «Fusión Padel» y miembro de la Asociación de Padel de Neuquén (APAN). Claudio Bobadilla, padelista y encargado de la institución MyC, coincide con este pensamiento: «Está en pleno resurgimiento, a tal punto que abren clubes y hay torneos por todos lados».

Bobadilla observa que este nuevo auge se debe a que «hay mucha gente nueva jugando. En estos últimos cinco años se integraron nuevos jugadores, más otros que volvieron, que jugaban antes. Ha crecido muchísimo el padel a nivel patagónico».

La visión optimista sobre el presente se extiende también en las instalaciones de «Bardas Paddle». Alejandro Castañeda trabaja allí como instructor para niños y adultos, y confirma la teoría de sus colegas: «Hay una nueva generación de padelistas que implicó el resurgimiento incluso en todo el país».

Y añadió: «Hace algunos años no había generaciones de chicos o jóvenes que jugaran. Hoy sí pasa». Sobre el acercamiento e interés de los más chicos se muestra esperanzado para lo que viene. «Que los chicos jueguen, implica mayor trascendencia en el tiempo y una base más estable de jugadores a futuro».


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