Padres e hijos: relación horizontal

En el Día del Padre, la escritora y periodista Verónica Sukaczer reflexiona sobre ese rol en estos tiempos de hiperconexión y de simetría.

¿Cómo ser buen padre?; ¿cómo ser un padre lo suficientemente bueno pero que a la vez marque la autoridad?, ¿cuál es la línea que divide a uno del otro?, ¿hay una línea divisoria?

La cuestión genera más preguntas que respuestas. Siempre. Desde que empieza la función hasta el final.

Verónica Sukaczer, columnista habitual del diario “Río Negro”, escritora premiada, editora y periodista, asegura que ella no es especialista en la materia. Pero lo cierto es que la paternidad se cuela en todos sus escritos con la fuerza que imprimen las cosas vividas y con la ironía suficiente como para que sus reflexiones se transformen en un mullido sillón donde el humor tiene más peso que la culpa, y donde vale la pena verse reflejado sin sentirse agobiado. En un intercambio de mails, Sukaczer opinó sobre el rol de los padres en estos tiempos.

P: En una de tus columnas en el “Río Negro”, escribiste: “Queremos ser la ley pero no nos animamos a hacerla cumplir hasta las últimas consecuencias. Queremos ser obedecidos pero damos tantas opciones a nuestros hijos…”. ¿Eso nos define como padres hoy?

R: -A mí me define y veo que a muchos otros padres también. Buscamos la felicidad del hijo y en ese camino imposible intentamos evitar sufrimientos (cosa que no debería ser así). Eso nos hace permeables a berrinches, llantos y manipulaciones. Y en cuanto ellos se dan cuenta de qué modo logran lo que desean, insisten en ese comportamiento. Y pasa algo llamativo que he estado observando: cuando un niño, sobre todo si es pequeño, llora desconsolado en un lugar público y la madre o el padre no le prestan atención (aunque lo lleven de la mano), en general la gente mira mal a esos padres, como si no se estuvieran ocupando de ese hijos, como si lo estuvieran maltratando. Y a lo mejor esos padres están, con enorme paciencia, aguantando a que el hijo se dé cuenta de que no logrará lo que quiere aunque llore, y que entonces llore todo lo que tenga ganas. O sea: no se trata solo de los padres, hay un cambio en la sociedad.

En cuanto a esto de darles opciones, te cuento una anécdota: no estoy a favor del deporte competitivo a temprana edad, y en el club al que llevaba a mis hijos había dos opciones para cuando los varones cumplían los seis: integrar el equipo de fútbol de su categoría y empezar a competir o ir a los grupos de fútbol recreativo. A cada uno, llegado el momento, les conté de qué se trataba, las opciones, hablamos de competir, de cumplir horarios y exigencias, de ser parte de un equipo, etc., etc. Ambos eligieron fútbol recreativo (el tema del horario tenía mucho que ver, porque en general los chicos más chicos juegan los partidos sábados o domingos muy temprano) y todo fue bien por unos años hasta que, ya adolescentes, se quejaron de no ser parte de un equipo, de no tener la obligación de entrenar y de haber perdido esa experiencia. Y como moño final me dijeron que debía haberlos obligado. O sea: no importa qué hagamos ni qué principios tengamos, los padres no ganamos nunca.

P: – ¿Qué opinás sobre de la diferencia entre el padre más represivo de antes al más permisivo de ahora?

R: –Están cambiando los modos de ser padre y creo que luego de ese padre represivo y de este padre permisivo tendrá que surgir un padre que encuentre un lugar que no esté en los límites. Aunque la verdad es que eso es una manera de simplificar el tema. Los padres represivos no sabían ser de otro modo, pensaban que así hacían lo mejor para el hijo, “que lo sacaban bueno”. Los padres permisivos también sienten que están ayudando y acompañando, y por otro lado no es que ya nadie pone límites, sino que estos son, en general, más “negociables”. A ver… yo sé sin ninguna duda que no lo sé todo. Sé que me equivoco y jamás se me ocurriría pensar que mi palabra es santa. ¿Cómo no voy a conversar entonces con mis hijos sobre lo que es mejor para ellos, si se trata de sus vidas?

P: La adolescencia es el momento en que más se cuestiona al padre. Antes y en la actualidad también. Pero ¿cuáles crees que son las características propias de ese cuestionamiento en esta época?

R: -Sin ser especialista lo que noto es que antes, y no hay que ir tan lejos -yo pasé mis adolescencia en los ´80-, se mantenía una barrera infranqueable entre padres e hijos. Ellos eran los adultos, les teníamos respeto y hasta algún grado de temor, y entendíamos que ciertos límites no se podían traspasar. Había una verticalidad clara y los cuestionamientos, la rebeldía, nos servía para independizarnos de esa relación y crecer, pero esa verticalidad no se rompía. Ahora la relación parece ser horizontal, el “se hace así porque soy tu padre” ya no funciona porque nuestros hijos nos ven a su mismo nivel. Y en el acto de rebeldía se cruzan límites que ponen aún más en duda cómo funciona esta relación.

P: -¿Qué consejos les darías a los padres de hoy?

R: -Soy solo una mamá de adolescentes que, como periodista, me di cuenta de que ellos y todo su entorno me estaban dando una cantidad increíble de material y que eso había que escribirlo, contarlo. No soy quien para dar consejos. Solo puedo decir, desde la experiencia, que como padres vale pedir ayuda, acudir a los expertos y a los libros, y luego… hacer lo mejor que uno puede, con el amor inmenso e incondicional que les tenemos a nuestros hijos (alejarse de ellos cada tanto también es bueno).

P:– La hiperconexión, ¿hace todo más fácil o difícil ?

R-La hiperconexión ya está, es parte de nuestras vidas. Fácil o difícil dependerá de cada uno. Para quien se resiste a las redes y lo ve como una invasión debe ser bastante complicado. Para quienes, como yo, se zambullen con gusto en la tecnología, es una ayuda, un placer y también viene con una tecla de apagado. Más no se puede pedir.

“Buscamos la felicidad del hijo y en ese camino imposible intentamos evitar sufrimientos, cosa que no debería ser así”.

Verónica Sukaczer, autora de “La última palabra” y “Mal de familia”.

Para leer la paternidad desde distintas miradas

Datos

“Buscamos la felicidad del hijo y en ese camino imposible intentamos evitar sufrimientos, cosa que no debería ser así”.
“Paternidad se estrena”. Javier Pizarro lo narra sin caer en lugares comunes
“Padres analógicos, hijos digitales”, analiza las brechas de este tiempo.
“La invención de la soledad”, una magnífica obra de Paul Auster
“Un comunista en calzoncillos”, de Claudia Piñeiro.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios