Papel Prensa: “Vincular con la tortura es falso”
Lo dijo Gustavo Caraballo, compañero de cautiverio de Lidia Papaleo, la esposa del ex titular de la empresa. Fue embajador en la Unesco y torturado en 1977. Descalificó la teoría K.
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El ex embajador argentino ante la Unesco, Gustavo Caraballo, quien estuvo detenido en 1977 junto con Lidia Papaleo de Graiver, afirmó ayer que es “falso” vincular la venta de la empresa Papel Prensa con la tortura durante la dictadura.
También descalificó la pretensión de “construir una nueva teoría de los hechos” y calificó de “ofensivo a la dignidad pública e inmoral” la posibilidad de que se pueda “controlar un insumo básico para la prensa libre”.
“La familia Graiver soportó todo tipo de apremios y vejámenes, pero no tuvieron que ver con Papel Prensa”, señaló Caraballo en una carta enviada al diario La Nación. En la misma recordó que, cuando el gobierno de Raúl Alfonsín indemnizó a la familia por la privación de sus bienes por parte de la dictadura militar, no se incluyó Papel Prensa, ya que su venta no tenía que ver con la cuestión.
El ex secretario legal y técnico de Juan Perón y asesor de Arturo Frondizi, quien fue torturado en el centro clandestino Puesto Vasco junto con la esposa del banquero David Graiver ya fallecido, desmintió en la carta la versión de “coacción”, que sería el fundamento del Libro que se presentaría hoy en la Casa de Gobierno para justificar una intervención a la empresa, hoy propiedad de los diarios La Nación y Clarín.
“Más de treinta años después, se pretende vincular esa transacción a la tortura y persecución de Juan, Isidoro y Lidia Graiver, por recibir fondos de Montoneros. Todo ese andamiaje es falso”, aseveró Caraballo. “Como tuve conocimiento de los hechos, creo que esta carta puede contribuir a la verdad”, reseñó.
El testigo recordó en la misma que, “como abogado del ex ministro de Economía, José Ber Gelbard, éste me encomendó visitar a Lidia Papaleo de Graiver para gestionar el pago de una deuda por 6 millones de dólares”.
“La señora Papaleo me dijo que estaba acorralada por las deudas y me mostró la nómina de compañías que conservaban, ofreciéndome Marmicoc y La Opinión para cancelar el crédito de mi cliente. Mi cliente no aceptó y me pidió que les hiciera juicio. No estaba en esa nómina Papel Prensa, pues la había vendido con anterioridad”, aseguró.
Caraballo aseguró que “la familia Graiver soportó todo tipo de apremios y vejámenes, pero no tuvieron que ver con Papel Prensa” ya que “se había desprendido legítimamente meses antes, aunque quedaran formalidades pendientes”, añadió.
Incluso, mencionó que tuvo “oportunidad de hablar con los miembros de la familia Graiver durante su detención y jamás mencionaron que la venta de Papel Prensa estuviera vinculada a las presiones que soportaron durante su injusta detención”.
Además, consignó que “cuando el gobierno de Alfonsín indemnizó a los Graiver por la privación de sus bienes, nunca estuvo incluida Papel Prensa, pues la familia no vinculó su venta con maniobras de la dictadura”.
Añadió: “Tras soportar jornadas de tortura en las que negué toda vinculación mía y de Gelbard con Montoneros, me dijeron que llevarían a mis hijas menores a ser torturadas conmigo. Todo hombre tiene un punto de flaqueza cuando se amenaza a sus hijos. Ofrecí firmar una hoja en blanco para que la llenaran a su arbitrio, pero una voz puso fin a la tortura y me devolvió a mi celda. Meses después era liberado sin cargo alguno por decreto del PE de noviembre de 1977”.
Por tanto, sostuvo que “pretender ahora construir una nueva teoría de los hechos para restituir acciones de Papel Prensa a Lidia Graiver mediante un acuerdo probable con ella, a fin de controlar un insumo básico para la prensa libre, es tan ofensivo a la dignidad pública y tan inmoral, como aquel esbirro que me coaccionó a mentir mediante una amenaza sobre mis hijas”. (DyN)
Papel Prensa abastece a la mayoría de los diarios del país.
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