Para la UCA, 2,2 millones de personas cayeron el último año en la pobreza

“Este es el punto de partida sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como Presidente y como gobierno”: lo dijo Mauricio Macri luego de que el Indec, tras tres años de “silencio”, publicara los datos de pobreza en 2016: era por entonces un 32,2%. Ayer, la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó en 33,6% el índice de pobreza urbana y en 6,1% el de indigencia –aquellos cuyos sus ingresos no alcanzan para cubrir el costo de una canasta básica de alimentos– para el tercer trimestre de este 2018. En el último año, la cantidad de pobres en Argentina pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones.

Tomando las mediciones pasadas de la UCA, la pobreza subió desde el 28,2% de un año atrás
–tercer trimestre del 2017– y la indigencia desde un 5,7%. Es decir, mientras la pobreza creció un 5,4%, la indigencia, quizás por el mantenimiento y el crecimiento en algunos casos de las transferencias estatales a los sectores más vulnerables, creció mucho menos porcentualmente, un 0,4%.

Considerando estas cifras, y teniendo en cuenta que para el Indec la población urbana de la Argentina representa unas 40,5 millones, son 2,2 millones las personas que ingresaron a la pobreza y 170.000 a la indigencia en un año.

Para el caso de los hogares el análisis arrojó 25,6% de pobreza
–también en aumento en comparación con el 20,9% al mismo periodo del año pasado– y 4,2% de indigencia, –que subió desde un 4,1%–. Sin embargo, “cerca de la mitad de los hogares declararon que sus ingresos no fueron suficientes para cubrir sus gastos”, destaca el informe.

El estudio vuelve a arrojar datos alarmantes respecto a la pobreza infantil. En el caso de los niños hasta 17 años, la pobreza alcanza al 51,7%, cifra superior al 44,7% de un año atrás. Así, hay 6,3 millones de niños pobres, frente a los 5,4 millones de un año atrás, es decir, casi un millón más en 12 meses.

Esto significa que el 46,3% del total de pobres en Argentina son niños y niñas menores de 17 años.

“Durante 2018, la inestabilidad macrofinanciera sumada a los efectos de la sequía sobre el PBI agropecuario, consolidaron una crisis externa que terminó en una fuerte depreciación del peso, una aceleración de la tasa de inflación y una caída del salario real. Esto implicó una caída del consumo interno y la entrada a un nuevo ciclo estanflacionario, con un fuerte ingreso de los sectores medios bajos a la situación de pobreza”, repasa el informe de la UCA.

Aunque destaca “no hay evidencias de una crisis socio laboral extrema”, advierte que “tampoco aparecen señales de recuperación” y que “en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y la precariedad laboral, y, por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo con efectos directos sobre la pobreza”.

Para Unicef, con otra medición llega al 38%

Un reciente informe de Unicef asegura que el 38% de la población es “pobre multidimensional”. Según esta modalidad de medición, también son pobres el 48 por ciento de los niños, niñas y adolescentes.

El informe se basa en datos oficiales correspondientes al primer semestre del año 2018, del Indec. Y hace un análisis de la pobreza desde una perspectiva multidimensional (no solo por niveles de ingreso) que incluye niveles de educación, protección social, vivienda adecuada, saneamiento básico, acceso al agua potable y un hábitat seguro. La pobreza “mutidimensional” es aún más alta en hogares donde el jefe o jefa tienen bajos niveles educativos y empleos informales o se encuentra desempleado. En cuanto al foco del trabajo, son más de 6,3 millones de chicos y chicas que “ven vulnerado el ejercicio efectivo de sus derechos”. El Indec dice que la pobreza afecta al 41,4% de los chicos.