Para que lleguen vacas hay que controlar a los cerdos

Comienza en Neuquén una estricta vigilancia a los productores de chanchos.La medida afecta a más de 100 familias que viven exclusivamente de esta actividad.

NEUQUEN (AN).- La provincia y la municipalidad ponen en marcha un plan para que las más de 100 chancherías afincadas en la meseta trabajen con reglas muy precisas y dejen de alimentar a los animales con desperdicios del basural. Estas son condiciones impuestas por SENASA para flexibilizar la barrera sanitaria y permitir el movimiento de hacienda en pie exclusiva para faena, sin riesgo de brotes de aftosa.

Mientras avanza en la implementación del programa, el gobierno gana tiempo y empieza hoy a vacunar el ganado bovino en la zona de Neuquén, Plottier y Senillosa. El operativo se extenderá gradualmente a las 2.000 cabezas dispersas en todo el área de vacunación de la Confluencia.

Es fundamental para la administración provincial lograr este objetivo cuanto antes para salvar a los mataderos del cierre, para lo cual debe resguardar al máximo los controles para evitar la posible propagación de la fiebre aftosa.

Prevé conseguirlo en un plazo máximo de tres meses de acuerdo a las pautas impartidas por el organismo nacional de sanidad animal. Ya suscribió convenios particulares con la totalidad de los municipios comprendidos en la zona de vacunación. Entre otros recaudos, prohíben la extracción de productos orgánicos de los basurales como alimento a los chanchos que, según la Unidad de Producción provincial, son «especialmente» susceptibles al virus de la aftosa.

La reconversión no es sencilla, sobre todo en Neuquén capital, la ciudad que más cerdos tiene en el área, con una producción anual de más de 2.000 animales que sirve de autosustento a 110 familias de Colonia Nueva Esperanza.

Aunque algunos grupos están en proceso de organización comunitaria, la mayor parte de los productores alimentan a los animales con desperdicios.

Los inconvenientes aumentan porque éste es el único municipio que dio estatus institucional al cirujeo y legalizó su ingreso al basural en el contrato con la recolectora de desechos domiciliarios, durante la anterior gestión comunal.

La infraestructura de los criaderos es en general precaria, tienen paredes y techos de madera, chapas usadas, cantoneras o cartones y piso de tierra. Las condiciones higiénico-sanitarias en los predios tampoco son las mejores.

Casi todos crían cerdos como complemento de otras actividades para consumo familiar aunque muchas veces los animales sirven de moneda de cambio de productos y servicios. Un informe del municipio señala que de 110 puestos relevados, 26 están dedicados a la venta de lechones, la principal fuente de comida es el basural y advierte que «solamente cuatro (puestos) alimentan a sus animales con cereales y (producto) balanceado». Pasa revista a una situación desesperante: «de hecho, 68 puesteros alimentan sus animales con el orgánico como único sustento que separan personalmente del basural o compran las bolsas que terceros seleccionan o complementan con descarte de panaderías, verdulerías, rotiserías que bajan a buscar a la ciudad».

El año pasado la comuna intentó revertir el panorama rural ante una intimación específica de SENASA, pero cuenta el subsecretario de Gestión Ambiental Carlos Roca que la tarea fue «muy dificultosa porque no teníamos sustitución de alimentación financiable por el municipio y hacer otra cosa, significaba condenar a los productores».

Pero las imposiciones del SENASA, a cambio de correr la barrera, aceleraron los tiempos. Mañana, el gerente provincial de la Unidad de Producción Guillermo Pellini se volverá a reunir con Roca para afinar los detalles de un programa de trabajo que «nos permita tener la seguridad de que la población porcina estará en las condiciones sanitarias adecuadas». Ya convinieron aportar medios cuyos alcances establecerán en el encuentro y dar «tres meses como máximo de plazo» de la normalización a los crianceros, dijo Pellini.

Roca deslizó que ante el apuro, se sugirió a provincia que provea el alimento sustituto a los puesteros.

Los criadores dicen que todo está en orden

NEUQUEN (AN).- Los criadores de chanchos aseguran estar preparados para las inspecciones sanitarias. Viven en casas humildes en la zona de la meseta neuquina, donde no hay luz ni agua potable. Las «chancherías» están dispersas en la periferia del basurero municipal, pero los integrantes del barrio «Nueva Esperanza» aseguran que sus animales no toman contacto con los desperdicios.

La población es monitoreada desde hace varios años por la municipalidad -incluso por diferentes gestiones- y está integrado por 110 familias que se dedican a la cría de animales de granja.

A unos 15 kilómetros del centro neuquino el paisaje desolador de la meseta contrasta con el ímpetu y optimismo de la gente del lugar. «Tratamos de hacer nuestro trabajo lo mejor que podemos, y así lograr vivir de esto», dijo una de las vecinas.

Los criaderos se encuentran dispersos, en algunos casos hay que recorrer varios kilómetros para trasladarse de un establecimiento al otro y en la mayoría de las casas falta la luz eléctrica. Tampoco cuentan con agua potable, en tanto día por medio los camiones de la comuna les acercan el suministro vital para el hogar y la cría de chanchos.

Al ser consultados por los inminentes controles sanitarios los vecinos de «La Esperanza» -que en su mayoría viven de lo que les genera la cría de cerdos- insisten en que no le temen a las inspecciones.

Esfuerzo mancomunado

NEUQUEN (AN).- En Colonia Nueva Esperanza, la comisión vecinal, la fundación Hueche y una cooperativa trabajan a brazo partido para mejorar las condiciones de vida de los puesteros rurales. La reconversión es lenta pero poco a poco, a los criaderos de cerdos se suman los de conejos y pollos «parrilleros».

La fundación Hueche, nacida hace 17 años en Las Coloradas, logró avances importantes pese a que en Neuquén es una recién llegada. Bajo su tutela, por ejemplo, algunos grupos de crianceros hacen compras comunitarias de granos para alimentar a los animales.

Cuenta Isabel de Caso, integrante de la fundación, que esta actitud fue adoptada de entrada por quienes se dedican a criar pollos y conejos. En cambio, entre los chancheros esta metodología no fue adoptada masivamente por más que la mayoría «sabe que quien siga en el basural no va a poder criar cerdos en poco tiempo más», dijo Caso.

Lo que pasa, explicó, es que el basural es «el» gran enemigo para cambiar pautas porque la recolección de residuos da sustento económico a familias desempleadas.

En 1993, cuando el municipio relocalizó las chancherías a la meseta, era impensable la reconversión pero ocho años después puede decirse que la población «está preparada y organizada institucionalmente», dijo Caso.

Animales débiles

NEUQUEN (AN).- La fiebre aftosa es una enfermedad viral que ataca a las especies de pezuña hendida o ungulados. Son los bovinos, cerdos, caprinos y ovinos entre los animales de granja y los ciervos, jabalíes, guanacos y todos los camélidos américanos de la fauna salvaje, entre otros.

La enfermedad la produce un afto virus y tiene como característica una elevadísima tasa de morbilidad (es la cantidad de animales sobre los que tiene la capacidad de actuar el virus) y una baja tasa de mortalidad.

El período de incubación es de 20 días. Los síntomas se manifiestan con llagas y aftas en la boca, lengua, labios, en la parte interna de los carrillos y en las pezuñas. En pocos casos produce aftosa cardíaca. Los casos de muerte se dan únicamente en terneros pequeños y con problemas inmunológicos, explica el médico veterinario Ramiro Bengolea. Por atentar contra la rentabilidad de la producción ganadera, «muchos definen a la fiebre aftosa como una enfermedad política o económica, más que patológicamente peligrosa», dice el experto.


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