Para San Lorenzo el milagro en la Copa vino en envase chico

Si hay milagro, que sea completo. Diego Aguirre tiró su último manotazo de ahogado a los 39 del complemento, con el ingreso de Cristian Barrios (18 años) y dos minutos más tarde tuvo su premio. El pibe, de 1,56 metros, y ¡de cabeza!, le dio la victoria a San Lorenzo, que superó 2-1 a la Universidad Católica y todavía tiene vida en el grupo 4 de la Copa Libertadores.

El Santo entró algo desconcentrado, su rival lo advirtió y por eso las primeras aproximaciones fueron del visitante. Un centro con mucho veneno de Parot no fue peinado de milagro por Silva y al toque, Navarro tuvo su primera intervención ante un buen tiro libre de Noir.

Recién después de los 20, el Ciclón empezó a mostrar su fútbol. Con Merlini como jugador más claro, se arrimó a Toselli y fue Belluschi el que sacudió la modorra. Mussis recuperó una pelota en la puerta del área y la pelota le quedó a Fernando, quien sacó un fuerte remate que dio en el travesaño.

A partir de esa jugada, San Lorenzo comenzó a merecer la ventaja y la consiguió a los 35. Angeleri ganó en las alturas y la pelota le quedó a Blandi, quien definió con una perfecta tijera en la puerta del área chica.

Como en el arranque del partido, el Santo no empezó bien y corrió riesgos. Sin embargo, los de Salas no fueron precisos en los últimos metros y el local hizo un buen trabajo defensivo, con Angeleri como punto más alto.

Claro que el local se quedó en ofensiva, dejó agrandar al equipo chileno y ahora sí llegaron las jugadas. Primero, Navarro le salvó un impresionante mano a mano a Silva; pero a los 32, en una contra letal, Cordero silenció al Nuevo Gasómetro.

Parecía que se terminaba todo: adiós a la Copa y fin del ciclo Aguirre. Pero apareció el pibe Barrios, ganó en las alturas y el Gasómetro explotó. Esta vez, el milagro llegó en envase chico y el Ciclón todavía sopla.

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