Paremos la pelota
Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
Al fútbol argentino le está haciendo falta un Riquelme. Alguien que ponga la pelota contra el piso, no se contagie de velocidades ajenas y sepa mirar toda la cancha. Los últimos 45 días han sido de un vértigo tremendo. El descenso de River, los silbidos a Messi en la Copa América, el despido de Batista, el proyecto de nuevo campeonato y, lo último, la confirmación de que Sabella será el nuevo DT de la selección. Uno tras otro. River descendió por primera vez en 110 años, Messi es el mejor jugador del mundo, Batista había sido designado hacía sólo diez meses, jamás se proyectó el campeonato central con las dos principales categorías fusionadas y a Sabella lo designaron en apenas días. Todo demasiado. Por un lado, ocurrió lo que jamás podíamos imaginarnos. Y, por otro, situaciones que precisan de análisis, consenso y maduración se resuelven en apenas horas. Por eso lo de Riquelme. O el Beto Alonso. O Bochini. Alguien que mire toda la cancha. Podríamos decir el Diego, por supuesto. Pero Maradona, desafortunadamente, no ha sido ajeno a esta sucesión de enredos que ha graficado Menotti hace dos días en apenas un puñado de palabras: “Siento vergüenza de esta realidad”. Hablemos primero de fútbol. La designación de Batista, igual que su despido, fueron apresuradas. Consumados ambos hechos, hay que decir que el arribo de Sabella, acaso también apresurado en los modos, no es algo malo. Tiene experiencia en selecciones como asistente de Passarella, jugó fútbol en Argentina y Europa, fue campeón argentino, de la Libertadores y, en el momento de la crisis, cuando realmente se conocen muchas cosas, el hombre también supo cuidar las formas. Ahora que está tan de moda la palabra proyecto y que muchos creen que “proyecto es el resultado”, hay que decir que Sabella privilegió el proyecto al resultado. Se fue de Estudiantes como campeón flamante. El resultado podía engañar. Pero él creía que su proyecto ya no tenía sentido. No son desacertados tampoco algunos de los nombres que comenzaron a circular para trabajar con los juveniles. Técnicos con experiencia en esa área. Que llevan años trabajando allí. No que llegan a los pibes por descarte. Una pena que todo se produzca cuando otro cuerpo técnico está haciendo su debut en el Mundial Sub 20 de Colombia. ¿Y si llegaran a salir campeones? ¿Y si River no hubiese descendido estaría hoy el fútbol argentino debatiendo de modo tan encendido su necesidad de reestructuración? Hay que admitir que en la AFA se hablaba del tema desde hace meses. Y que tampoco está mal debatir en serio sobre una federalización. Como tampoco estuvo mal poner un límite a los abusos que provocaba el monopolio privado que explotaba la televisación del fútbol, embargando goles, privatizando imágenes e imponiendo discursos. Tampoco está mal debatir cambios que permitan una mejora del espectáculo. El final del último torneo, con Vélez campeón sin público y el descenso de River en un Monumental que quedó destrozado, graficaron el estado de la decadencia. Pero no es serio pretender imponer un cambio tan drástico de la noche a la mañana. Con dirigentes obligados a votar casi sin siquiera poder saber qué votaban. Con la fuerte sensación de que se vota sólo algo precario. Que podrá volver a modificarse mañana. Según hacia dónde sople el viento.
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Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
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