Parte de una casa se hundió por una obra vecina

Cedieron los muros de contención de la base. Dos albañiles casi fueron aplastados.

NEUQUÉN (AN).- «Estaba sacando cosas cuando escucho el ruido, como una implosión… Miro y veo que un albañil, como volando, agarra a otro que se estaba cayendo al pozo: Si no saltaba quedaba aplastado. Se hundió el piso y parte de la casa».

Eduardo Afione mira la que era su casa -construida por su padre en 1968- y abre los ojos bien grandes y enseguida se alarma: «No se metan a la cocina, se cae todo», les dice a los albañiles de la obra vecina, quienes están decididamente instalados en lo que queda de la construcción. La que fue su casa ya no será vivienda de nadie pues los cimientos están dañados y en cualquier momento toda la estructura puede hundirse como ayer le ocurrió al lavadero y a un viejo baño.

Es que a las 10 de la mañana cedieron los muros de la base de la construcción vecina y las piezas del fondo se hundieron cuatro metros en el hueco que contendrá la base de una torre de departamentos de 13 pisos en pleno centro de Neuquén.

Como si fuera un castillo de naipes, la casa de Afione se hundió tras la rotura de los muros de contención de hormigón que la empresa DyC Ingeniería había construido hace un par de meses.

El hecho se suma a una serie de graves accidentes que se han producido aquí en los últimos años a partir del «boom» de la construcción de edificios. El más grave fue el que provocó la muerte de Sofía Pacek, aplastada por los escombros cuando dormía la siesta a mediados de 2006 (ver aparte).

El de ayer fue impresionante. La cocina de la casa quedó en el aire cual proa de un gran barco y el resto de la casa tiene grietas en el piso. La obra fue clausurada y la familia de Eduardo Afione -su hermana, el marido y tres hijos- tendrá que mudarse apenas lleguen de sus vacaciones en Mar del Plata.

«Les dije que se queden los días que quieran, menos mal que no estaban, menos mal que no estaban…», meneó la cabeza Eduardo, llamativamente tranquilo mientras un ingeniero de la obra le decía: «Hacete la idea que perdiste la casa».

Ayer por la tarde la empresa DyC buscaba alquileres posibles para la familia que descansa en la costa atlántica.

Eduardo Afione sabe muy bien de la gravedad del caso pues su profesión es la de maestro mayor de obras y trabaja como inspector de construcciones del Consejo Provincial de Educación. La constructora deberá responder por todos los daños en un lugar donde terreno y vivienda pueden sumar como base unos 500.000 dólares.

Afione advierte que el muro que se hizo del lado de su casa nada tiene que ver con el que se construyó del lado donde está el hotel del Comahue, con su estacionamiento, el parque y la piscina.

«Creo que se quedaron cortos», le dijo ayer a «Río Negro».

A media mañana de ayer los inspectores de obras de la municipalidad se chocaban con los dirigentes de la UOCRA, los peritos de la justicia y los propios encargados del futuro edificio Lérida. La construcción de la torre fue paralizada y hay una investigación judicial en marcha.

Lo que cedió es el lateral del muro de contención: «Como si se hubiera roto la cara de una caja de zapatos, el material que entró ocupó el lugar del material que se sacó», fue gráfico el director suplente de la obra, un arquitecto de apellido Ockier.

Jorge Alanes de la UOCRA dijo que el gremio había advertido sobre los riesgos.


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