Partido al medio

Pasó del orden al caos y no tuvo juego colectivo.

LA PLATA (Sebastián Busader, enviado especial).- Pasó el triste debut ante Bolivia y llega Colombia, hasta hace uno días el rival a vencer en el grupo A. Claro, ahora toda esa ecuación deberá redefinirse porque Argentina no logró doblegar al equipo de Gustavo Quinteros, que incluso lo tuvo contra las cuerdas.

El seleccionado de Batista jugó dos partidos en 90 minutos. El primero fue el del orden y la paciencia, la pelota al piso y la búsqueda de las mejores opciones (que pocas veces encontró). El segundo, el del complemento, caótico, desequilibrado, más vertical pero menos pensante. En ambos terminó igualado: 0-0 y 1-1 frente a una Bolivia que le cerró los caminos, presionó en los lugares claves del campo, acortó sus líneas y hasta se despojó del complejo para atacar a un gigante mundial y casi dejarlo en vergüenza.

¿Qué pasó con Lionel Messi? Hizo un PT muy cerca del Messi de Barcelona y el segundo bien similar al Messi de las eliminatorias pasadas, con Maradona en lugar del Checho. En los 45 iniciales cada balón que tocó estuvo bien jugado, encaró y siempre ganó. En el segundo, los volantes y defensores bolivianos le pusieron el aliento en la nuca y se escalonaron para borrarlo de la cancha. Literalmente.

Pero “Messi no es el problema y quien lo dice falla de punta a punta. Creo que el sistema está desequilibrado. Batista puso tres volantes centrales para recuperar rápido la pelota y tener posesión, pero no hubo forma de que la pelota le llegue a Messi en los sectores de la cancha donde él es decisivo”, analizó Gustavo Alfaro en diálogo con “Río Negro”. Para el DT, el equipo falla en la génesis de la idea: “No se puede armar sistemas tácticos, y menos compararlos, sin hacer nombres propios”.

Es decir, Argentina no es el Barcelona porque Milito no es Piqué, Zanetti está lejos del mejor Dani Alves, a Banega le falta rodaje para asemejarse al gran Xavi y las características de Cambiasso en nada se parecen a las de Iniesta. O sea, por eso el Messi de aquí no es el Messi de allá.

La Albiceleste cometió errores infantiles que pudieron costarle muy caro. Batista plantó una línea de cuatro hombres, con Mascherano de falso líbero durante buena parte del juego, Banega y Cambiasso para repartirse el medio (donde Bolivia puso mucha gente) y tres puntas, con Messi siempre tirado atrás y Lavezzi y Tevez bien, pero bien abiertos por las bandas. Alejados, casi aislados del trámite.

En la última línea, la dupla Burdisso-Milito no dio garantías y menos Rojo, mientras que el Pupi pasó casi inadvertido durante los 90. Sin juego por las bandas y repitiéndose por el medio, varios fueros los desfasajes: que en el PT había cinco defensores para marcar a un solo delantero (Martins), que Banega (aceptable etapa inicial) y Cuchu muchas veces pasaban la línea de la pelota y abandonaban el centro del campo (o sea, tres 5 y ningún 5) y que los punteros entraron poco y nada en juego. La prueba elocuente de ello fue que en la etapa inicial Tevez fue una sombra de brazos en jarra, parado y fastidioso, que cada vez que tomó el balón intentó la individual, aún sabiendo que el concepto filosófico imponía lo contrario. Lo mejor de esa etapa inicial fueron Mascherano y Messi, y desde ya el planteo táctico de la visita.

El ingreso de Di María por Cambiasso era un buen augurio para terminar con la repetitiva jugada en ofensiva de iniciar por los costados y terminar por el centro, en un embudo casi impenetrable. También para clarificar un mediocampo donde había demasiadas superposiciones y movimientos confusos. Pero el gol boliviano cambió los planes y desnudó el talón de Aquiles albiceleste: la paciencia en el juego es por ahora una idea superficial. Argentina entró en el caos, sus posesiones dejaron de tener cualquier atisbo de calidad y el factor individual pasó a mandar en todas las facetas. Desde el arco, cuando Romero le tapó de manera magistral el 2-0 a Martíns, que habría sido letal, hasta la delantera, hecho carne en el Kun Agüero, que entró realmente afilado, convirtió el empate y tuvo algunas intervenciones destacadas.

¿Tendría que haber cambios para enfrentar a Colombia?, se le preguntó a Alfaro. “Eso debe analizarlo Batista, pero creo que hay buscarle la solución al mediocampo. Allí falta una conexión con Messi, porque con Banega no alcanza”.

No lo dice pero le apunta al ingreso de Javier Pastore, un jugador que la rompió en la última temporada del Calcio con la camiseta del Palermo y que ha tenido pocos minutos en el ciclo. El viernes tuvo que conformarse con calentar unos minutos.

Está claro que los jugadores deben olvidar rápido el debut, tranquilizarse y ocuparse más que preocuparse, según definición de Zanetti. Ahora bien, la idea está poco acabada o es antojadiza. Batista deberá encontrar variantes y los mejores intérpretes para salir de una situación de penumbra. ¿Entra el Kun? ¿Sale Tevez? ¿Se sienta Lavezzi? ¿Hay pista para Pastore? Todos son posibilidades ciertas. La única certeza aquí es que selecciones de mayor calibre (Brasil, Uruguay, Paraguay) no perdonarán tantas fallas como lo hizo la ignota Bolivia de Quinteros.

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LA PLATA (Sebastián Busader, enviado especial).- Pasó el triste debut ante Bolivia y llega Colombia, hasta hace uno días el rival a vencer en el grupo A. Claro, ahora toda esa ecuación deberá redefinirse porque Argentina no logró doblegar al equipo de Gustavo Quinteros, que incluso lo tuvo contra las cuerdas.

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