Pasar el invierno sin gas ni luz: así vive José en China Muerta

José tiene 70 años, y sobrevive entre paredes de madera reciclada y cartón. No tiene gas, ni luz, su estufa es a leña, del mismo material que el 90% de su vivienda. El piso en el interior de la casa es el mismo que el de afuera. De tierra. El techo está todo negro producto del tizne de la estufa, que con el pasar del tiempo tiñó casi por completo todo. Vive con dos perros. La más grande no tiene nombre, el más chico se llama “Pirata”.

A tan solo unas cuadras del primer puente de la entrada de China Muerta se encuentra su hogar. A la distancia, la humilde vivienda con la cual debe enfrentar el duro invierno parece un rejunte de maderas apiladas. Pero de pronto va tomando forma.

Si se observa con detenimiento, se lo puede observar a José asomándose entre las paredes y el marco de la puerta. Desde ahí él controla todo. Su entretenimiento, su rutina, o mejor dicho, su vida pasa por lo que se ve a través de la puerta. Quién llega, quién se va, a qué hora. Con pocos datos, poca precisión y con un solo ojo, como dice él, observa.

Cuando se detiene un auto en el frente de su casa, José agarra una rama de grueso espesor e improvisa un bastón. Sus problemas de artrosis y reuma, no le permiten caminar por sus propios medios. Sus piernas le tiemblan, pero de igual manera recibe a quién lo visite, con una inocente sonrisa en el rostro.

Hablar con José es similar a conversar con un niño. Escucha poco, se distrae y le cuesta mantener el hilo de las conversaciones. Por momentos relata historias de su pasado y las engancha con fragmentos del presente. En otras oportunidades cuenta historias producto de su imaginación. Sus ojos narran más historias que las que él puede contar.

Hace 15 años que vive de la misma manera, “me facilitaron ese pedazo de terreno para que no camine tanto buscando donde vivir. ‘Viva ahí nomás’, me dijeron”, cuenta José. El lote que le dieron es fiscal e iba a ser una calle . En su momento, allí vivió con 3 personas que se encontraban en la misma situación que él. Uno iba y venía, paraba solo para dormir, hasta que dejó de ir. El otro falleció hace poco. “Hace 30 años llegué de Chile, de la provincia de Valdivia. Tengo un sobrino en Neuquén, hace mucho que no lo veo”, agregó. Quienes si concurren a la casa de José son efectivos de la policía, lo visitan cada dos horas durante el día para ver cómo está y si necesita algo.

“Hace mucho que dejé de trabajar. Tengo aportes pero plata no me han dado”, dice preocupado. Cree que su DNI está en el hospital de Plottier, los únicos papeles que tiene con él son para alimentar el fuego. José ya no puede ser independiente. Sobrevive de lo que le donen, no tiene los medios ni las fuerzas para autoabastecerse. El frío la mala alimentación, la falta de higiene, y el escaso control médico le generaron un deterioro que le ha dejado secuelas irreversibles.

Desde hace 15 años vive en la misma situación. Pasa hambre, frío y está enfermo. Hace tiempo tuvo que dejar de trabajar.

Dónde y cómo

ayudar

Las donaciones se reciben en la ciudad de Neuquén y también en Plottier.

Por un lado, en Neuquén se puede ubicar a Jorge comunicándose al (0299) 156376118 y/o Fabián al (0299)156325964.

Por otro lado, Lucas en Plottier recibe las donaciones en “Buenos Aires Norte 122” en horario de comercio.