Pasaron de ser desocupados a productores de hongos

En Choele crearon una cooperativa para trabajar. Producen además pollos, pasto y verduras.

CHOELE CHOEL (AVM).- Aún en la peor etapa, cuando los horizontes parecen cada vez más lejanos, existen personas que le ponen el pecho a la crisis. Que no renuncian a poder vivir de lo que ellos producen, porque sostienen que el trabajo es dignidad.

Reniegan hasta el cansancio de los planes asistenciales, pues sostienen que cualquier recurso siempre es más eficiente usado para producir.

En 1999, más de una decena de vecinos de Choele Choel formaron una Asociación de Desocupados para «demostrar que se puede producir en lugar de pedir». Entonces, sentados en medio de la plaza -no tenían donde reunirse- hablaban de producir hongos, de hacer una granja integral y de generar trabajo para autosustentarse. Muy pocos les creyeron. Poco después crearon la Cooperativa «Sol Patagónico Ltda.» que hoy está con todo en regla y con el riesgo de tener que darle de baja por el alto costo que significa mantener la estructura», según sostiene el presidente Alfredo Martínez.

Hasta hace apenas unos días, 10 personas trabajaron en un emprendimiento productivo, sostenido con planes de asistencia laboral. Esta semana comenzaron a realizar la tercer cosecha de hongos del año que no pueden vender por no tener volumen para abastecer el mercado provincial, dado que en la zona la demanda es escasa. Aseguran que posiblemente donen la producción a los comedores comunitarios de la localidad.

«Esto de los hongos es un metejón que tenemos desde el día que formamos la agrupación de desocupados -explicó Martínez- habíamos leído cómo se hacía y creíamos que era posible. Nos decían que éramos unos delirantes. Acá está nuestro delirio», dice mientras muestra orgulloso los troncos atestados de «Shii Take» la variedad de hongos que producen.

«Esta es la mejor señal de que cuando se quiere se puede. Nos contactamos con la licenciada Silva Blumenfeld y nos dio el asesoramiento de como producir. Nos arremangamos y acá están los resultados», señaló.

Martínez se entusiasma cuando argumenta el horizonte que tiene esta producción. «Esto es una fuente de trabajo para la cantidad de gente que quieran. Mil, dos mil o cinco mil microemprendedores, con recursos mínimos si se tienen en cuenta los beneficios económicos y laborales que se pueden obtener», sostuvo.

Los cooperativistas aseguran que algunas variedades tienen un precio de alrededor de 30 dólares en el exterior, para lo cual varios microemprendimientos unidos, podrían ser perfectamente exportadores, afirman los desocupados.

La cooperativa fue creada a fines del año 99. «Nuestro capital inicial era de menos de veinte pesos y no teníamos dónde reunirnos. Tuvimos que pedir plata prestada para las estampillas con las cuales legalizar el estatuto. Le mangueamos al Municipio los libros que nos exigían por ley, porque no los podíamos comprar», cuentan.

La cooperativa posee una chacra en comodato por cinco años, donde pasta una vaca que ordeñan diariamente. Hay 150 pollos parrilleros, dos hectáreas de pasto, un invernadero para producir verduras y hortalizas contra estación y que sirve también para secar hongos. Han armado toda la estructura para envasar hongos y para faenar pollos.

Tienen en existencia unas 100 gallinas ponedoras «y, a pesar de eso, hay momentos en que no sabemos cómo hacer para sostener la cooperativa. Es que tiene un costo mensual de 300 pesos. Hay que pagar un contador para que te lleve los papeles y a esta altura le estamos debiendo y no le podemos pagar», se quejó Alfredo Martínez.


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