Pasión política

“Luz tiene lo que tiene que tener una mujer dirigente”. Las palabras corresponden a la presidenta Cristina Fernández, que conoció a la fallecida intendente de San Martín en la Convención Constituyente de 1994 y luego fue su colega en el Senado de la Nación. En realidad, Luz Sapag fue algo más que eso. Porque no sólo era mujer y política sino que lo era, lo fue, en una familia libanesa, donde hace 30 o 40 años no era común que las mujeres se dedicaran a la actividad pública. En una entrevista con este diario, Luz confesó que cuando intentó por primera vez la intendencia de San Martín su padre, el inefable senador Elías Sapag, le restó posibilidades por su condición de mujer. Sin embargo Luz -que quería enormemente a su padre- contó también que con el tiempo éste se manifestó orgulloso de su carrera. Tal el respeto que su hija se había ganado entre los vecinos de San Martín y los políticos de la provincia y del país. La verdad es que Luz no habrá sido varón ni primogénito -por el contrario, fue mujer y muy bonita- pero contra todos los convencionalismos tuvo las agallas y la determinación necesarios para llevar adelante su pasión política.

HÉCTOR MAURIÑO vasco@rionegro.com.ar


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