Patagonia: cuando las especies exóticas acorralan a las autóctonas

En la Patagonia hay varios ejemplos. Cada ciudadano puede colaborar para evitarlo.

ECOLOGÍA

Algunos cuentos de ciencia ficción imaginan un futuro en la Tierra con poca variedad de especies. Sólo aquellas útiles para el sustento y la comodidad de los seres humanos. Se perdió la biodiversidad, es decir la variedad de seres vivos caminando, volando, reptando, nadando, respirando en el planeta.

Y en nuestra realidad, en la que no es ficción, la biodiversidad se encuentra amenazada por varios motivos. Uno de los más importantes es la invasión de especies exóticas. Esto es, animales, plantas, hongos, bacterias y demás seres vivos trasladados por el hombre fuera de su hábitat natural (es decir, del espacio al que están adaptados y en el que conviven en equilibrio con el resto de las especies del lugar) que logran expandirse en el nuevo hábitat causando perjuicios graves. Estos perjuicios pueden ser tanto la eliminación de especies nativas, como económicos o para la salud humana, o todos ellos juntos.

Abordar el tema es delicado, porque si bien se apunta a la prevención, entran cuestiones éticas en juego, ya que una vez que una exótica invade, en algunas ocasiones los especialistas recomiendan la eliminación o control. El problema es reconocido en el mundo y cada ciudadano, en su vida cotidiana, también puede aportar en la prevención sin mucho esfuerzo.

Para conocer una visión desde la ciencia sobre el manejo de especies exóticas invasoras y la situación en la región, Eureka entrevistó a la doctora María Andrea Relva, quien es bióloga e investigadora (Conicet) en el laboratorio Ecotono, Inibioma (Conicet-UNC).

–Usted, con su grupo, trabaja sobre el tema pinos. ¿Cuál es la situación en Patagonia Norte?

–Estamos investigando diferentes aspectos ecológicos y de manejo relacionados a la presencia de las plantaciones de pinos que se han promovido con políticas activas desde los estados nacional y provinciales (Río Negro, Neuquén y Chubut), con el fin de diversificar las economías locales, cubrir la demanda regional de madera y reducir la presión de extracción sobre las especies nativas, como el ciprés o la lenga. Como consecuencia, grandes extensiones de matorrales y estepas han sido reemplazados por pinos. El problema es que se han utilizado especies muy invasoras, como son los pinos ponderosa, murrayana y oregón. A la fecha, en numerosos sitios puede observarse regeneración natural de pinos con producción de semillas, lo cual podría dar comienzo en el mediano plazo a un proceso de invasión masivo, reemplazando a la vegetación nativa. Si no actuamos rápida y efectivamente, el riesgo es que el proceso continúe y afecte gravemente la biodiversidad, el paisaje, los ciclos del agua y de nutrientes, además de disminuir las áreas de pastoreo y alterar el régimen de fuego.

El ciervo colorado es una especie invasora.

jordana dorfman

jordanajd@gmail.com


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