Patagonia, ese “bicho raro”

Las formativas de Patagonia, un ejemplo a seguir.

En Patagonia prefieren no hablar del caso Matías Sosa. Guardan cariño por el chico, al que formaron como jugador, y entienden que es una víctima más del traicionero mundillo del fútbol. Ariel Paolorosi, coordinador de las divisiones inferiores de Estudiantes, es más locuaz y lapidario al respecto. “Se va a quedar dos años sin jugar, porque Nacional (de Uruguay) no arregló nada con nosotros. Lo tenemos en la lista de buena fe y ahí seguirá, porque para nosotros es buen jugador. Es una lástima, porque el tiempo que uno queda parado no se recupera más”. Paolorosi dice que a Sosa “le calentaron la cabeza, lo engañaron”, se lo llevaron a España (a una prueba al Villarreal) y ahora quizá sea demasiado tarde, porque en Nacional está “escapado”. El también neuquino Matías Espinoza estuvo en Chacarita y fue tentado por representantes e intermediarios. “Te esperan afuera de las prácticas, después de los partidos, te ofrecen dinero, viajes, lo que se te ocurra. Tenés que tener las cosas muy claras para no agarrar”. Matías apenas tenía 16 años y no agarró. Para bien o para mal, lo dejaron libre dos años más tarde. (Ver página 48) Hugo Hernández, presidente de Patagonia, el club neuquino que mejor trabaja en divisiones formativas -tiene 500 chicos-, cuenta que en el último Mundialito Infantil le hizo saber a un empresario que le caería a golpes si no dejaba de rondar por su club. Fue en la cancha de San Martín de Cipolletti. Su interlocutor lo observó como desentendido. Ahí terminó la historia. “Esos tipos son unos caraduras, nos robaban a los chicos en nuestras propias narices, les prometen el oro y el moro, engañan a los padres”. Lo llamativo del caso es que en la actualidad hay varios intermediarios asentados y operando en la zona. Con delay, las mejores y peores artes de las grandes urbes siempre llegan a la región. “A estos tipos siempre les digo lo mismo: pongan una escuela de fútbol, contraten 22 profesores de educación física, trabajen con responsabilidad, inviertan en los chicos, apórtenles conceptos, participen en torneos de menores, intenten mejorar la infraestructura. Ese es el secreto de Patagonia. Somos el bicho raro de la región, porque trabajamos para formar jugadores para las categoría superiores, para el fútbol grande, pero sin olvidarnos de que lo más importante son los futbolistas. Elegimos el camino largo, pero sabemos que es el indicado. El tiempo nos dará la razón”, reseñó con sabiduría Hernández. (S.B)


Las formativas de Patagonia, un ejemplo a seguir.

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