Peñarol tuvo las chances, Godoy Cruz marcó el gol

El Carbonero mereció más, pero el Tomba pegó justo.

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Villar, la figura de la cancha, lo grita con el alma.

Peñarol tiene historia copera, pero esta vez cayó ante un Godoy Cruz que hace sus primeros pasos en la Libertadores. El equipo uruguayo hizo el gasto y generó situaciones, pero el Tomba bancó la parada en su cancha, pegó justo y se llevó un triunfo bárbaro (1-0) en el debut del grupo 8. Seguro que Nery Pumpido no ideó el trámite del cotejo como salió en los 45 minutos iniciales. Es que si bien la tenencia de la pelota fue un privilegio que compartieron, las chances de peligro estuvieron del lado uruguayo. Es más, el Tomba apenas si generó una ocasión de peligro en la primera parte, cuando un centro cayó en el área de Peñarol, Rubén Ramírez fue a buscar la pelota de cabeza y un defensor de la visita lo desacomodó, en lo que pareció penal. A esa altura, el equipo de Gregorio Pérez ya había desnudado las falencias del fondo local. La primera clara de Peñarol fue a los 6, cuando la defensa de Godoy Cruz quedó abierta y por ahí se filtró Aguiar, que perdió en el mano a mano con Torrico. El mismo volante le apuntó al palo sobre los 20 y unos minutos más tarde falló el arquero del local y no fue gol de milagro de Marcelo Zalayeta. La preocupación de Pumpido era grande cuando a los 30 el que se lo perdió mano a mano fue Maximiliano Pérez y tres minutos más tarde hubo penal de Federico Lértora a Nicolás Fleitas que el árbitro Raúl Orosco tampoco vio. La tónica del partido parecía no cambiar a la vuelta de los vestuarios porque a los dos minutos desaprovechó otra chance para la visita Cristóforo. Pero la sorpresa cayó a los 6, porque en una de las pocas buenas jugadas del Tomba el todoterreno Diego Villar le rompió el arco a Fabián Carini. Las cosas se le simplificaron mucho más a Godoy Cruz cuando sobre los 13, y producto de la impotencia, el marcador central Carlos Valdez fue a buscar con ímpetu un anticipo y vio la tarjeta roja. El técnico Gregorio Pérez movió el banco en busca de respuestas y arriesgó. Peñarol jamás bajó los brazos y se expuso a las contras del conjunto local, que en general resolvió mal cuando tuvo oportunidad de dar otra estocada, y siempre dependió del esfuerzo y la prestancia de Villar, un jugador cada vez más completo. Peñarol tuvo las mayores situaciones frente al arco de enfrente, pero la más sencilla la falló el local. En realidad, Tito Ramírez, que en una corajeada y con el arquero vencido, la tiró a las nubes. Desde ahí y hasta el final, otro penal no cobrado para el local, un tiro a las nubes de Caruso y el festejo del Tomba.


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