Pequeños productores apuestan a la reconversión

El Programa Social Agropecuario asiste, desde hace 6 años, a 6.300 productores agropecuarios minifundistas de Neuquén con créditos para la transformación de las áreas rurales.

NEUQUEN (AN).- Más de 6.300 pequeños productores agropecuarios del interior apuestan a la transformación de las zonas rurales, contra el avance de la desertización, mediante el desarrollo de proyectos sustentables económicamente que contribuyan a la radicación la población. Aproximadamente 220 grupos de productores minifundistas reciben fondos del Programa Social Agropecuario, para la reconversión de sus explotaciones, por un total cercano al millón de pesos. Ese monto, que se distribuyó entre 1.447 familias rurales, se canalizó a través de los diversos proyectos del programa durante seis años de aplicación.

La zona más beneficiada es la correspondiente a los departamentos australes de la provincia, desde Picún Leufú hacia el sur -Aluminé, Huiliches, Lácar, Catan Lil, Collón Cura-, que se llevaron casi el 40 por ciento de préstamos y asistencias técnicas. El resto se repartió en proyectos productivos para habitantes de las zonas norte, centro y el área rural de Confluencia.

De acuerdo con los datos suministrados por el PSA -un programa diseñado por la secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación-, la mayoría de los grupos asistidos -111, el 51 por ciento- se dedica a la producción agrícola -mejora de cultivos, horticultura familiar y para comercialización-. A esa proporción se añade la veintena de grupos dedicados a la agroindustria en renglones diversos que oscilan desde la artesanía en telar hasta la producción de hongos, dulces y conservas.

La población asistida por el programa -con pequeños préstamos que se devuelven en especie a organizaciones e instituciones de la comunidad- es la franja de mayores problemas de empleo, según la Encuesta Permanente de Hogares y las estadísticas provinciales: los adultos -especialmente mujeres, que son el 68 por ciento del total de cabezas de grupos de beneficiarios- de entre 30 y 40 años. La tendencia favorece la radicación poblacional en las zonas rurales.

La mayor proporción de mujeres beneficiarias está en los departamentos Minas y Chos Malal, y luego se distribuye de manera más o menos pareja en el resto de las áreas bajo asistencia. El proceso de reconversión procura además un cambio cultural que pasa de la producción ganadera minifundista -crianceros con rebaños de hasta 200 cabezas de ovejas y caprinos- hacia los cultivos y las huertas, también en pequeña escala.

La estrategia del PSA, explicó el coordinador Salvador Sangregorio, apunta a fortalecer el desarrollo de la organización grupal y los procesos autogestionarios. Además, promueve un desarrollo rural ambientalmente sustentable.

Los beneficiarios reciben montos reducidos que utilizan para desarrollar microemprendimientos que incorporan gradualmente a los trabajadores rurales transitorios -en su mayoría integrantes de grupos vulnerables: aborígenes, mujeres, jóvenes-.

Durante el desarrollo el proyecto reciben asistencia técnica, y participan del diagnóstico, formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de sus propios proyectos.

Los créditos otorgados por el PSA en Neuquén totalizan 827 mil pesos y las asistencias técnicas más de 110.

Ambas cifras representan el 3,5 por ciento de lo distribuido en el país. En Neuquén, el 46 por ciento recibió préstamos de 200 pesos para fortalecer el autoconsumo; el 21 por ciento recibió 1.200 pesos para desarrollo de proyectos; y el seis por ciento se otorgó a grupos familiares mapuches.

Huertas y granjas a bajo costo

NEUQUEN (AN).- Unas 68 familias de Tricao Malal construyeron gallineros, comenzaron a cultivar sus propias huertas o las agrandaron, mejoraron su provisión de agua y también reciben capacitación. El Programa Social Agropecuario otorgó un aporte crediticio de 200 pesos por familia para iniciar las actividades, que se dieron simultáneamente con la asistencia técnica. El proceso comenzó hace dos años, cuando se convocó a formar pequeños grupos de vecinos y desarrollar el programa de huertas y granjas. El aporte se utilizó en la compra de herramientas, insumos y mejoramiento de vertientes y almacenamiento de agua para riego y consumo. La devolución de los fondos es una suerte de «probation», ya que el excedente de la producción se cede a personas o instituciones de la comunidad que los necesiten.

Una innovación con poco dinero

NEUQUEN (AN).- Diez mil pesos para 25 pequeños crianceros sirvieron de base para reconvertir la producción de pelo de cabra de Angora en la zona precordillerana y cordillerana de la provincia y asegurar su comercialización con mayor valor agregado. Una conjunción entre el INTA, organismos no gubernamentales, la entonces secretaría de Producción y asociaciones de crianceros logró desarrollar un programa para producir pelo caprino clase mohair que ya lleva dos temporadas de aplicación.

La caída de los precios internacionales influyó en el desaliento a la esquila en los años más recientes, y los productores «terminaban malvendiendo los vellones a barracas mayoristas o directamente al mercado». Cada pequeño productor maneja un rebaño de unas doscientas cabezas con distintos grados de calidad en la realización de la esquila.

Al evaluarse las serias deficiencias del mohair obtenido -puntas amarillas, cerdas, fibra medulada o «chilla»-, se introdujeron mejoras genéticas mediante cruzas con reproductores importados de Nueva Zelanda, de las cabañas del INTA en Pilcaniyeu o de la provincia en Campana Mahuida o de privados.

En paralelo, desarrollaron actividades de capacitación para los productores para hacer más eficientes los procedimientos de esquila -se incorporaron lonas, tarimas y hábitos de limpieza y selección del pelo- y se establecieron mecanismos de prefinanciación de las actividades.

Por lo general, los productores cobraban un promedio de 70 centavos por kilo de pelo mohair. Para producir el «top mohair», con la puesta en marcha del proyecto, el Programa Social Agropecuario les pagó a manera de prefinanciación de la esquila, un peso por kilogramo.

El animal joven en plena capacidad productiva puede rendir hasta cuatro kilogramos de mohair por temporada con un bajo porcentaje de fibra medulada o «chilla», que es el pelo hueco, como una caña fina.


NEUQUEN (AN).- Más de 6.300 pequeños productores agropecuarios del interior apuestan a la transformación de las zonas rurales, contra el avance de la desertización, mediante el desarrollo de proyectos sustentables económicamente que contribuyan a la radicación la población. Aproximadamente 220 grupos de productores minifundistas reciben fondos del Programa Social Agropecuario, para la reconversión de sus explotaciones, por un total cercano al millón de pesos. Ese monto, que se distribuyó entre 1.447 familias rurales, se canalizó a través de los diversos proyectos del programa durante seis años de aplicación.

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