Pericias psicológicas para dos testigos

CIPOLLETTI (AC)- Sandra González, la mujer que involucra a Guillermo González Pino, y Ana Cecilia I., la menor que aportó una confusa y contradictoria versión de los crímenes, serán sometidas hoy en Roca a un test de psicodiagnóstico por una junta médica, que evaluará si son fabuladoras o mitómanas.

La medida fue dispuesta por el Tribunal y mereció objeciones de las partes. El querellante José O»Reilly, por ejemplo, pidió que se someta al mismo test a la testigo Viviana Miranda, quien contradice a Sandra González.

Y Eves Tejeda advirtió que «mentir es falsear voluntariamente la verdad. Yo puedo estar sano y mentir, por muchos motivos: por dinero, por una cuestión sentimental, o lo que sea. Que una pericia diga que un testigo no es mitómano ni fabulador, no le da un cartel de credibilidad».

En respuesta a O»Reilly el Tribunal señaló que González hizo una declaración amplia, profunda y llena de detalles, mientras que Miranda la contradice en sólo un aspecto puntual. Por eso rechazó que este testigo también sea sometida al test.

Como se sabe, Sandra González declaró que González Pino -quien era su concubino- le confesó su participación en los crímenes. Y dijo que el día que aparecieron los cuerpos lo vio con dos gruesos fajos de billetes.

Viviana Miranda la desmintió y en un careo, ambas se mantuvieron en sus dichos.

El gabinete designado por los jueces evaluará hoy en Roca a González y a Ana Cecilia. Estas dos testigos eran también candidatas al polígrafo o «detector de mentiras», pero ayer se resolvió no utilizarlo en el juicio

Desistieron de usar el detector de mentiras

CIPOLLETTI (AC)- «La falta de empleo anterior en el ámbito de nuestra justicia no es un obstáculo; en todo caso, si el sistema es válido, alguien tendrá que ser el primero alguna vez», expresó el juez César López Meyer con respecto al polígrafo. Sin embargo, a pesar de avalar el uso del llamado «detector de mentiras», desistió de su propuesta.

«Ante la irreductible oposición del doctor Rotter y la polémica que amenazaba generarse con trascendencia periodística, las autoridades de la SIDE han retirado su colaboración invocando razones relativas a la seguridad de sus expertos, incompatibles con el marco de amplitud y transparencia que exige este debate, por lo que, en definitiva, ya no será posible avanzar más sobre el particular en el presente caso», concluyó.

López Meyer propuso el uso del detector de mentiras para algunos testigos puntuales y los imputados que quisieran someterse a esta prueba, pero inmediatamente encontró oposición. Además del vocal Juan Rotter, se negaron al uso los defensores y la querella de la familia González; mientras que la tercera integrante del Tribunal, María Evelina García, y el abogado querellante de los Villar, Fernando Dalmazzo, prefirieron esperar las informaciones que iba a brindar un especialista de la SIDE para luego dar sus conclusiones. De todos modos, la jueza García había adelantado que se mostraba a favor de las conclusiones de Rotter.

Ayer, al saber que no habrá ninguna explicación, García avanzó en sus argumentos. Dijo que si bien el uso del detector de mentiras no está prohibido por la Constitución y por lo tanto no afecta los derechos individuales, «encuentro la imposibilidad de ser empleado como medio de prueba por su eficacia». Por este aspecto votó por la negativa.

Hoy siguen las audiencias en turno vespertino

CIPOLLETTI (AC)- El juicio por el triple crimen continuará hoy a la tarde con la declaración de Javier Cristaldi, quien el lunes 10 de noviembre de 1997 habría recorrido la zona de los olivillos con dos perros dogo sin detectar la presencia de los cadáveres.

Según los forenses de la Corte, las víctimas del triple crimen fueron asesinadas entre las 7 y las 19 y del lunes en el lugar donde aparecieron los cuerpos. Si esto fuera cierto, los criminales tendrían que haberse cruzado con los perros dogo de los Cristaldi.

Este testigo es uno de los últimos citados en la causa principal. Sólo falta, para completar las pruebas, que el gobernador Pablo Verani responda a un cuestionario sobre el croquis; que el Renar envíe un informe sobre revólveres parecidos al utilizado en los crímenes y que una junta médica determine las condiciones psicológicas de dos testigos. Sin embargo no se descarta que los jueces citen a más testigos, en especial vinculados con la declaración de la menor Ana Cecilia I.

También para hoy a la tarde está prevista la continuidad de una de las causas conexas, la que se sigue contra el ex comisario José Luis Torres acusado de plantar una prueba contra Hilario Sepúlveda. Declararán el forense Ismael Hamdan y los policías Francisco Traipi y Héctor Sánchez.

En la causa Minervini habrá un careo (ver página 30).

Discrepan con la estrategia del Tribunal

CIPOLLETTI (AC)- Lo prolongado del juicio, la controversia que generan algunas pruebas y la continua citación de testigos que no estaban previstos, comenzaron a generar opiniones cada vez más discordantes con la política del Tribunal.

«Nos parece que ya es momento de clausurar el debate y pasar a los alegatos», coincidieron ayer en opinar, durante un cuarto intermedio, los defensores Eves Tejeda y Gustavo Viecens. El fiscal Eduardo Scilipotti, que participaba de esa charla informal, no expresó su desacuerdo. Algo alejado, el querellante José O»Reilly hizo la crítica más directa (ver aparte).

El juicio se hizo, originariamente, sobre la base de la requisitoria fiscal elaborada por el fiscal Alvaro Meynet. Siguiendo las reglas procesales, esa fue la plataforma en la que se apoyaron acusación y defensa para ejercer sus roles y para citar a los testigos.

La lista original era de 84 testigos. Pero en el juicio ya declararon 107; y 21 de los 23 nuevos fueron convocados por el Tribunal para profundizar pistas que la Instrucción dejó de lado.

Para la mayoría de las partes, esta estrategia generó más confusión que claridad. «A nosotros nos conviene. Aunque creemos que el beneficio de la duda está instalado desde hace rato, los nuevos testigos no hacen sino reforzarlo», opinó Viecens.

Para la parte acusadora, en cambio, «se está explorando en pistas que no conducen a nada. La base de la acusación de Meynet ya quedó probada».


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