Perpetua para la mujer que degolló a un changarín

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- Los jueces de la Cámara Primera del Crimen condenaron a prisión perpetua a Elsa «Chela» Carballo, de 32 años, porque consideraron probado que el 7 de marzo pasado a las 17 degolló y apuñaló a Fabio Almendra en la plaza posterior al Centro Cívico.

Basándose en los testimonios y en el informe del forense, tuvieron por cierto que la imputada tomó de los cabellos a Almendra, mientras se encontraba ebrio y dormido, y con un cuchillo con hoja de al menos 3,5 centímetros de ancho le produjo un corte sorpresivo en el cuello y lo apuñaló en el tórax y los brazos.

El informe indica que el primer corte en el cuello le seccionó la aorta ascendente, lo que le produjo a la víctima una hemorragia masiva y la muerte inmediata.

Los magistrados, tal como lo había hecho el fiscal Carlos López, relacionaron el móvil del homicidio con la venganza por la muerte de un hermano de «Chela», Rafael Carballo, a quien el 2 de mayo de 1998 encontraron ahorcado y desnudo en un baldío de la ciudad.

Varios testigos mencionaron que «Chela» Carballo y sus hermanos le adjudicaban la muerte de Rafael a Fabio Almendra, y que este había denunciado que en una ocasión la mujer había intentado arrollarlo con su auto.

También declararon otros changarines que habían sido entrevistados por los Carballo, con la amenaza de «que iban a caer uno a uno».

La tarde en que ocurrió el hecho, un grupo de changarines se alcoholizaba en la plaza posterior a la intendencia, mientras Fabio Almendra dormía junto a ellos. Marcelo Millaqueo relató que también dormía cuando sintió un golpe en la espalda, vio a Almendra «que se desangraba con el cogote cortado» y a una mujer parecida a la acusada mientras se retiraba. Después supo que la asesina había limpiado el cuchillo en su espalda.

Otro changarín, Luis Angel Oporto, dijo que la acusada llegó al lugar resuelta y les dijo «váyanse, vamos, pírense», tomó de los cabellos a Almendra y lo acuchilló.

José Mario Avila aseguró que una mujer parecida a la acusada había llegado tranquila, les pidió que se fueran, » pasó un cuchillo grande de cocina por el cuello de Almendra y lo apuñaló». El testimonio más contundente fue el de Wálter Ojeda Calfucán, otro alcohólico que presenció el hecho, reconoció a la imputada sin dudar, y confirmó que habían existido amenazas a la víctima previas al homicidio.

En su declaración ante la audiencia, «Chela» negó toda vinculación con el episodio y aseguró que a esa hora estaba en la cantera del barrio Alto con Edgardo Riquelme, el albañil que construía la tumba de su hermano Rafael y quería hacer el amor con ella. Pero Riquelme desvirtuó esa coartada y aseguró que había visto a la Carballo en el cementerio, entre las 17.30 y las 18, ocasión en que «encendió unas velas sobre la tumba, rezó una oración y se fue».

Los jueces Marcelo Barrutia, Carlos Rozanski y Alfonso Pavone encontraron «lógicos y veraces los dichos de los changarines, más allá de su alcoholización». Calificaron al homicidio por la alevosía y condenaron a Elsa Carballo a prisión perpetua, «porque actuó desde atrás, aprovechando la oportunidad y el estado de indefensión de la víctima, que estaba dormido y alcoholizado, con ventaja, a traición, sin riesgo y sobre seguro».

La hipótesis de la venganza se confirmó como el móvil del crimen, pero no significó ningún atenuante para la acusada.