Pese al crecimiento, Lula ajusta y recibe reclamos

Destinará más superávit fiscal para el pago de deuda externa.

SAO PAULO (AFP) – El gobierno de izquierda del presidente Luiz Inacio Lula da Silva decidió no aflojar la tuerca con la que tiene amarrada la política económica brasileña, a pesar de las buenas noticias de crecimiento y de las presiones de trabajadores y empresarios que reclaman más inversión en la economía real.

Por segunda vez desde que asumió el poder en 2003, el gobierno de Lula anunció el miércoles un aumento del superávit fiscal primario (saldo presupuestario -ingresos menos gastos- sin tener en cuenta el servicio de la deuda) del 4,25% al 4,5% del PIB este año, compromiso que supera con creces el 3,75% sugerido por el FMI.

Esto supone una economía de 1.500 millones de dólares al cambio actual, que pueden ser destinados a pagar los intereses de la deuda.

Esa decisión se produjo una semana después de que el Banco Central aprobara la primera elevación de la tasa básica de interés, de 16% a 16,25% anual, para mantener la inflación bajo control.

Esas medidas, bienvenidas por el mercado, se contraponen a los reclamos de los sectores productivos, que esperaban créditos más baratos y que quieren que el dinero de la reactivación económica se destine, no a los acreedores, sino a las inversiones que urgentemente necesita el país.

La economía brasileña debe crecer este año al menos 4%, tras una contracción de 0,2% en 2003 que frustró las promesas de crecimiento económico y de sensibles mejoras sociales del gobierno.

Un indicador parece dar la voz de alerta: la tasa de desempleo subió inesperadamente al 11,4% en agosto, del 11,2% que registró en julio. Además, los trabajadores han incrementado la presión, con crecientes huelgas, en reclamo de aumentos salariales que no habían osado hacer en años.

Una huelga de los trabajadores de los bancos brasileños llegó ayer a su noveno día, con 200.000 trabajadores parados en 24 de los 27 estados del país. La huelga de banqueros alcanzó 24 estados, con 200.000 trabajadores.

Estos reclaman un aumento de 25% en su salario. Otro sector paralizado es el de la justicia de Sao Paulo, desde hace nada menos que 86 días, que paraliza al 60% de los 45.000 trabajadores.Otro sector en huelga era el de los metalúrgicos, una de las industrias más pujantes de Brasil que paralizó esta semana a unos 40.000 trabajadores vinculados a la Central Unica de Trabajadores (CUT), aunque la mayoría estaban llegando a acuerdos. Estos reclamaban ajuste por inflación, más un 4% de aumento real. «Se acabó la crisis y los trabajadores también queremos participar del pastel del crecimiento», declaró la portavoz del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Paulo, Marize Muniz.

El presidente de la central obrera opositora Força Sindical, Joao Carlos Gonçalves, criticó duramente las últimas decisiones del gobierno (aumento de los intereses y del superávit primario), considerándolas parte de una política «que solo es eficiente para mantener a nuestros trabajadores en la calle» .

En cambio, Alex Agostini, analista de Global Invest, evaluó positivamente el aumento del superávit primario: «demuestra que el gobierno mejora la condición de solvencia, aumenta la credibilidad ante sus acreedores y mantiene el canal abierto para las captaciones externas que necesita». También consideró que la medida no debe tener un inmediato efecto negativo en la reactivación económica, ya que «el gobierno tiene un récord de recaudación».

Lula aseguró que las medidas no interferirán en las inversiones. «Brasil entró en una fase, crecerá bien este año, el próximo un poco más, y el otro un poco más».

Pedido ante la ONU

NUEVA YORK (AFP) – El debate de la 59ª Asamblea General de la ONU que se celebra en Nueva York está sirviendo de plataforma a países como Brasil para tomar posiciones de cara a una eventual ampliación del número de miembros permanentes del Consejo de Seguridad del organismo.

La reforma de la institución es uno de los temas dominantes del debate y, en ese marco, la renovación del Consejo de Seguridad, cuya estructura permanente fue entregada a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial -Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos- aparece como el elemento más significativo y más apetecible. Alemania, Japón, India y Brasil son los países que más abiertamente han expresado su deseo de integrar permanentemente el Consejo y esta semana acordaron brindarse apoyo mutuo para lograrlo . Alemania y Japón alegan motivos económicos -son respectivamente el tercer y el segundo mayor contribuyente de la ONU tras Estados Unidos- para pedir su ingreso en el club de los que tienen derecho a veto, mientras Brasil e India esgrimen su peso regional.


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