Piazzolla al abrigo de una bahía en la isla Victoria

La Semana Musical Llao Llao tuvo especial continuidad.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB) – «La pasamos bárbaro» le dijo una de los noventa y pico de pasajeros al bajar del catamarán en el puerto Pañuelo y despedirse de uno de los miembros de la tripulación. Había asistido a bordo a un concierto del Quinteto de Vientos de la Fundación Cultural Patagonia y luego visitado una bahía de la isla Victoria que usualmente no está al alcance del turismo masivo en el Parque Nacional Nahuel Huapi.

«Piedras Blancas» fue el destino de quienes adhirieron a la propuesta de la XIV Semana Musical Llao Llao y la espléndida jornada de ayer dejó a todos con la sensación de haber vivido un momento irrepetible e inolvidable.

De hecho, Sara L., una barilochense nativa fue la primera vez que conoció el lugar, en compañía de su amiga Vilma B., una vecina que hace 40 años se radicó junto al Nahuel Huapi.

El Cau Cau (gaviota grande) partió poco antes de las 14, enfiló raudo hacia el extremo sur de la isla grande, para rodearla y fondear en las tranquilas aguas que enfrentan la península Huemul y el puerto Venado, de cara también al camino que lleva a Villa La Angostura.

Los motores silenciaron su marcha antes de dar paso a los músicos Santiago Aldana (clarinete), María Pía Vivet (fagot), Hugo Altamirano (corno), Mariano Cañón (oboe) y Aníbal Intili (flauta traversa). El comentario de inicio, de modo improvisado, estuvo a cargo del crítico musical Juan Carlos Montero, enviado especial del diario «La Nación» para cubrir el evento artístico.

«Vamos a escuchar un programa totalmente atípico, de música para instrumentos a viento donde está la gama completa desde el agudo hasta el grave, de la flauta al fagot. Es lo más difícil que hay en la música de cámara y la conjunción de esos sonidos nos hacen pensar en lo extraordinario que es el ser humano que puede hacer ligaduras con el soplo, diferentes a las del violín, la viola o el violoncello que casi es infinita; aquí lo que importa es la capacidad de los intérpretes, física y artística».

A continuación Montero aludió a la Fundación Cultural Patagonia como «una institución maravillosa para el desarrollo de nuestro sur argentino con todo lo que hace» y a los integrantes del Quinteto que, apenas creado en 1997 «ganó de inmediato el primer premio en el Concurso internacional de música realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón. Son grandes músicos formados en nuestro país que tienen por delante una carrera brillante».

La agrupación tocó «La caminata del rey René», suite para quinteto de vientos de Darius Milhaud; Tango para cinco de Washington Castro; «Danzarín» de Julián Plaza y, de Astor Piazzolla, «Calambre» y «Primavera porteña». El bis lo hicieron en la playa, bajo un sol y un calor que «picaban».

Lo musical se combinó sin dificultades con lo turístico pues artistas y público se dedicaron luego a recorrer el idílico entorno, en especial el enorme morro pétreo que da nombre al lugar, coronado en su cima por un pequeño ciprés que uno se pregunta cómo pudo enraizar allí.

Antes del viaje de regreso, otra sorpresa. La ex vocalista de Fito Páez, Claudia Puyó, que anoche se presentaba en «El Roxy» en el marco del ciclo Café Cultura Nación, se fotografió junto a miembros del Quinteto roquense, no sin bromear a costa

de la confraternidad entre el rock y la música académica. Hoy la cantante estará en el café El Sol de El Bolsón.


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