Piden ocho años de cárcel para acusado de un crimen

Fue en un paraje a 40 kilómetros de Ñorquinco.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El fiscal Carlos López pidió que le impongan ocho años de prisión a Evaristo Collihuín, de 44 años, quien llegó a juicio acusado de matar a balazos a su vecino Ademar Reuque, de la misma edad, después de una discusión ocurrida frente a la casa del primero, en el paraje Chacay Huarruca.

El querellante solicitó 25 años para el imputado, y su defensor la absolución por haber actuado en defensa propia, y subsidiariamente el mínimo de la pena para el exceso en la legítima defensa.

Los dos vecinos mantenían diferencias ancestrales, presuntamente por problemas de límites de sus tierras y la caza de liebres. Y en esta ocasión, después de disparar con su revólver y matar a su enemigo, Collihuín se entregó y adujo que había actuado en defensa propia porque la víctima lo había atacado con sus boleadoras y estaba por sacar un arma.

El episodio investigado por la Cámara Primera del Crimen ocurrió entre las 15 y las 16 del último 7 de junio, en circunstancias en que Reuque se hallaba montado sobre su caballo frente al portón de acceso al domicilio de Collihuín, y éste de pie en el interior y a una distancia no superior a los dos metros.

Uno de los disparos efectuados por Collihuín con su revólver calibre 38 impactó en el lado derecho del tórax de Reuque, fracturándole una costilla y atravesando el pulmón. El otro le fracturó el fémur derecho y le perforó el muslo del mismo lado y la arteria femoral. Las lesiones le produjeron a Reuque dos intensas hemorragias internas que determinaron su muerte momentos después.

Collihuín declaró que Reuque siempre lo había molestado y amenazado, e incluso le había apuntado a la cabeza con un arma de fuego en ocasión en que debía llevar a su hijita al médico.

Cuatro días antes del suceso fatal, Collihuín había recorrido los 40 kilómetros que separan su casa de la comisaría de Ñorquinco para denunciar que Reuque cazaba liebres de noche en su campo y sin su permiso. Esa tarde, según comentó, la víctima se aproximó a su casa para recri

minarle por haberlo denunciado, diciéndole «maricón y miliquero», y que no era hombre para él. «Estaba frente a mi portón y le pedí que se fuera, pero me tiró con la boleadora, dio una vuelta, cambió la boleadora de mano y atinó a sacar algo, pero yo le gané de mano y le disparé para defender mi vida». Definió a la boleadora de Reuque como «un trauil, que es una arma mortal que usaba el indio», y aseguró que había denunciado las amenazas en varias oportunidades, ante la policía y ante el Consejo Indígena.

Declararon un vendedor de campo, la esposa y un sobrino de Reuque y el policía que le recibió la denuncia a Collihuín, pero ninguno aportó a la causa elementos de juicio concluyentes.

El fiscal Carlos López entendió que las amenazas de Reuque no estaban probadas y que Collihuín, con su intemperancia, había hecho justicia por mano propia. Descartó la legítima defensa y la emoción violenta, y pidió que le impusieran 8 años de prisión, el mínimo previsto pata el homi

cidio.

El defensor de Collihuín, Diego Villalba, alegó que el acusado le había ganado de mano a la víctima, que el lugar donde cayó herido de muerte Reuque había sido alterado, y que el arma que éste tenía pudo haber sido retirada por sus familiares, que rodeaban el cuerpo cuando llegó la policía.


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