Pidieron la indagatoria de guardias de la Unidad 11

La situación en la cárcel del Parque Industrial es delicada. Hay acusaciones cruzadas entre detenidos y guardias. En pocos días hubo dos hechos de represión que investiga la Justicia.

NEUQUEN (AN)- La fiscalía pidió que se cite a declaración indagatoria a varios guardiacárceles de la Unidad de Detención 11, por supuestos hechos de brutalidad cometidos contra varios internos. Además elevó un informe sobre las condiciones de castigo a la que fueron sometidos algunos presos, con encierros en celdas conocidas como «buzones» y gases lacrimógenos lanzados en algunos pabellones.

El escrito de la fiscalía de Graves Atentados contra las Personas llegó ayer al despacho del juez de Instrucción 1, Eduardo Badano, quien además está reuniendo otros informes sobre la situación en la mayor cárcel de la provincia, que aloja a más de un centenar de personas entre procesados y condenados.

Como viene informando este diario, el clima en la cárcel ubicada en el Parque Industrial está enrarecido desde mediados del mes pasado. Justo para esa época el juzgado de Badano dispuso hacer una rueda de reconocimiento para que los presos identifiquen, entre 28 guardiacárceles, a aquellos que fueron responsables de reprimir violentamente un motín el pasado 1 de enero.

Los presos que deben identificar a los guardias pidieron garantías. Argumentaron que no pueden acusar y después volver a sus celdas al cuidado de aquellos a los que acusaron. Por eso presentaron un recurso de hábeas corpus colectivo, que fue rechazado por la Cámara Penal Segunda. Para los jueces, «la situación riesgosa» a la que aluden «no se encuentra fundada en datos concretos y verificables». En el mismo fallo, hicieron responsable a la Jefatura de Policía de «la vida y la integridad física» de los detenidos.

Sin embargo, el 23 de agosto se produjo un supuesto motín que fue violentamente reprimido. Y el sábado pasado a la madrugada, un preso fue a parar al hospital porque supuestamente intentó fugarse y recibió una tremenda paliza.

Ese preso, Hugo Blanco, presentó un recurso de hábeas corpus para que lo trasladen a otra unidad, lo cual recién se hizo efectivo 48 horas después.

El fin de semana, la fiscalía de Graves Atentados contra las Personas recorrió la Unidad 11 y elaboró un crítico diagnóstico de la situación. Habría detectado, por ejemplo, que cinco presos están encerrados en celdas de castigo y durmiendo sobre un catre de chapa, sin colchón. Además, ese sector habría sido gaseado (arrojaron una granada de gas lacrimógeno) sin motivos.

En el interior del penal hay acusaciones cruzadas entre guardias y detenidos, pero lo concreto es que la convivencia se ha tornado insoportable. Los presos apuntan sus críticas hacia el grupo de requisa; se trata de efectivos que suelen ingresar a los pabellones encapuchados, arrojan gases lacrimógenos, los «manguerean» con chorros de agua de alta presión y los golpean.

La mayoría de estas denuncias fueron recogidas por la Asociación Zainuco, que defiende los derechos de las personas privadas de su libertad. La semana pasada describieron, en conferencia de prensa, la crítica situación que se vive tras las rejas y lo asociaron con la rueda de reconocimiento que aún está pendiente de realización.

Fuentes judiciales admitieron que en estas condiciones será muy difícil hacer la diligencia, que seguirá postergada hasta que se descomprima la situación.

«El Clavo» protesta a 33 metros de altura

ROCA (AR).- Orlando «El Clavo» Sandoval, quien fue detenido por la masacre en el laboratorio cipoleño y procesado por la violación de un menor, permanecía anoche sobre la torre del tanque de agua de la alcaidía de Roca, que tiene una altura de 33 metros.

Sandoval escaló con un gancho y sogas hasta los primeros escalones de la torre, y se instaló en las alturas, en reclamo del procesamiento por la violación, y por acusarlo de participar en los crímenes del laboratorio.

Alrededor de las 15, Sandoval llegó a la escalera y comenzó a trepar. Los guardias no dispararon. Luego de alcanzar la parte superior del tanque, desplegó un cartel que decía «Justicia», y pedía a gritos «por el ministro de Economía».

«Esto no es contra la cana de acá (de la alcaidía). Es contra el juez y contra la Brigada de Cipolletti que me está haciendo comer un garrón», gritaba desde lo alto.

Con el mismo gancho y una soga más larga, otros internos le pasaron un colchón, frazadas, y un nailon para cubrirse de la llovizna.

«Si me cago de frío no me importa, voy a estar mejor que en esa covacha», señalaba. El temor de varios era que se arrojara al vacío. Sin embargo, «El Clavo» aclaró que «soy loco pero no para tanto». Luego se ató la extensa cuerda a la cintura y dialogó con otros internos que se encontraban en los pabellones.

A las 18.05 llegó el juez de turno Emilio Stadler. la charla fue más que breve. «Lo único que pidió es que vaya a la alcaidía el secretario de Justicia, Rolando Martín, por lo que se le iba a informar de la situación al funcionario», dijo Stadler.

Anoche, Sandoval permanecía en lo alto y rodeado de los poderosos reflectores que iluminan el patio interno de la unidad. «Les saqué el nido a las palomas», gritó mientras se acomodaba bajo el nailon negro para protegerse de la llovizna.


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