Pidieron prisión para los pastores por el secuestro

La fiscalía solicitó cuatro años y medio de cárcel para el pastor Zeballos, y tres años en suspenso para Luis Martel. Los acusó de mantener retenido a Muñoz y de provocarle graves daños a su salud, ya que no le dieron alimentos. La querella reclamó penas más severas, y los de

NEUQUEN (AN).- ¿Isaac Muñoz estuvo a punto de morir en manos de pastores inescrupulosos, que lo mantuvieron diez días secuestrado sin proporcionarle otro alimento más que aceite comestible, quizá con la intención de apoderarse de los 25.000 pesos que había cobrado de indemnización por despido? ¿O, por el contrario, fue víctima de un cuadro depresivo que se complicó porque su esposa se negó a que lo revisara un médico, y en cambio solicitó «ayuda espiritual», insuficiente para que se curara?

Todas las dudas y controversias que despierta el caso de los pastores acusados de secuestrar a Muñoz se reflejaron ayer al momento de los alegatos. Recién el martes próximo, cuando se conozca la sentencia, se sabrá qué piensa la justicia sobre este episodio en el que se mezclan creencias religiosas, intereses económicos y conflictos familiares, entre otros ingredientes.

Ayer, el fiscal Rómulo Patti pidió una pena de 4 años y 6 meses de prisión de cumplimiento efectivo para Claudio Zeballos (31 años), pastor de la iglesia evangélica pentecostal, y 3 años en suspenso para Luis Martel (48), pastor de AITEM (Asociación de Iglesias Templo Evangélico Misionero) de Contralmirante Cordero. Los acusó de privación ilegítima de la libertad agravada por provocar daño en la salud de la víctima. La misma acusación formuló el querellante Jorge Larrea, en representación de Muñoz, pero pidió condenas más fuertes: 6 años para Zeballos y 4 para Martel.

El defensor de Zeballos, Alejandro Ockier, solicitó su absolución. A su criterio, ni siquiera está probado el secuestro. También pidió absolución José Luis Cartolano, defensor de Martel.

Muñoz vivió su calvario entre el 8 y el 18 de mayo de 2002. Ese tiempo lo pasó retenido en tres lugares distintos: la iglesia de Zeballos, su casa y el templo de Martel, sucesivamente. De allí lo rescataron sus familiares más cercanos. Pasó un mes internado, porque el cuadro de deshidratación casi lo lleva a la muerte, y mucho más bajo tratamiento psiquiátrico.

¿Cómo llegó a esa situación? El fiscal Patti admitió que las causas no se conocen con precisión, pero aproximó una respuesta: Muñoz tenía problemas familiares porque su hija de 15 años quería irse de la casa a vivir con su novio, y porque su esposa Marta González le insistía en que entregara los 25.000 pesos de la indemnización a la iglesia, a la cual él no concurría pero ella sí.

«Es cierto que aparece diluida la génesis de cómo Muñoz cayó en ese trance. Los exámenes médicos no arrojaron luz en este punto. Pero sí está probado que sufrió privación de su libertad», señaló Patti.

Anticipándose a lo que sería el alegato de la defensa, dijo que no se puede atribuir toda la responsabilidad a la esposa de Muñoz. Habló de su débil personalidad, de su estructura psíquica vulnerable, y de que necesita a otras personas que la contengan. (La mujer podría ser sometida a otro juicio oral, como se informa por separado).

Ahí entra en escena Zeballos, según la hipótesis de la fiscalía, con «un poder de convicción tal que lo que él decía era lo que la familia acataba».

Patti se preguntó: «¿por qué no se podía pedir ayuda médica para Muñoz? Porque la intención era sostenerlo en ese estado, minarle su voluntad».

Lo que no pudo responder es para qué lo hicieron. «El móvil aparece difuso», admitió, pero sin descartar que el objetivo fuera apoderarse de su dinero.

En cuanto a Martel, consideró que su responsabilidad aparece atenuada porque entró en escena con el proceso ya en marcha (llevaron a su templo a Isaac en los últimos días del caso). Sin embargo, afirmó que no hizo nada para ayudar a Muñoz y, al contrario, agravó su estado de salud.

Por eso acusó a los dos del mismo delito, pero pidió 4 años y medio de prisión para Zeballos y 3 en suspenso para Martel.

«Querían matarlo»

NEUQUEN (AN).- Para el querellante Jorge Larrea está claro el objetivo que llevó a los pastores a secuestrar a Isaac Muñoz: «el móvil fue económico. Y está claro que su intención fue matarlo».

En su alegato, Larrea dejó caer como al pasar un dato curioso: hasta hace poco, el abogado defensor del pastor Claudio Zeballos fue Hugo Acuña, actual secretario de Seguridad y candidato a diputado nacional por el MPN.

El abogado depositó la principal responsabilidad sobre Zeballos y sobre otro pastor que está prófugo, Guillermo Cañete, al que describió como «un ex convicto, un delincuente».

«Es evidente que a Muñoz le hicieron un trabajo para matarlo porque no entregó el dinero de la indemnización. Igual, Zeballos se quedó con algo de la torta: los casi 10.000 pesos que Muñoz depositó en la cuenta de su esposa, y que desaparecieron», afirmó.

Pidió las penas más duras: 6 años para Zeballos y 4 para Martel.


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