Pie afuera para Lastra por los “jóvenes en acción”

El secretario general ofreció su renuncia tras las críticas de María Emilia Soria.

La crítica de la candidata María Emilia Soria al gobierno provincial en un escenario justicialista astilló la aparente convivencia en el oficialismo. En principio, el secretario general, Hugo Lastra quedó en la línea de fuego del gobernador Alberto Weretilneck, quien reprochó a su funcionario la participación de su cartera en un asado político que concluiría con fuertes cuestionamientos a la administración provincial de parte de la primera postulante a Diputados. Lastra ofreció su renuncia y el mandatario no respondió. “Oficialmente, no hay nada presentado”, informó a “Río Negro” el ministro de Gobierno, Luis Di Giacomo. En igual línea, el secretario general negaba su presentación, pero también admitía que su dimisión estaba a disposición del gobernador. Ninguno de los dos miente porque no hay nada formal, pero el martes Lastra habló de su salida con el mandatario. Allí detectó la fuerte censura hacia él y parte de su equipo por la interrelación con la entidad organizadora de la cena en la que surgieron las críticas. La renuncia está orientada a que Weretilneck desestime su propuesta y, en consecuencia, aflore consolidado del acontecimiento. El mandatario –posiblemente– nada contundente diga en esa dirección en las próximas horas. En realidad, el secretario general quedó mayormente expuesto porque funcionarios suyos, como el secretario de Coordinación, Gastón Coumeig, participaron activamente del comentado asado, centrado en el primer aniversario de la agrupación Jóvenes en Acción, presidida por Jorge Sodero. Esta entidad creció con respaldo gubernamental, esencialmente desde la Secretaría General. Por caso, en setiembre, Lastra y Coumeig encabezaron el lanzamiento del curso de Operador Textil de esa agrupación, potenciado con un inicial aporte estatal de 25 mil pesos que sirvió para comprar máquinas de coser. Esos innegables lazos políticos se constituyeron en un insostenible peso para Lastra después de las críticas de Soria, que –entre otras censuras– evaluó sin acción a la gestión de Weretilneck. Otros ingredientes políticos poco lo ayudaron también a Lastra. Por caso, en Facebook, Sodero ironizó con las quejas existentes por el paso de Soria, cerrando con que deberán “acostumbrarse porque estamos llegando”. El mensaje fue fugaz porque funcionarios de la secretaría exigieron su retiro. Igual, su existencia virtual fue suficiente para que Weretilneck se anoticiara y reenviara un mensaje de texto a Lastra. Anoche, las especulaciones eran múltiples y coincidentes sobre la improbable salida del gabinete del secretario general. Esta posibilidad también está alcanzada por un lineamiento electoral: “nada se modificará antes del 27 de octubre”. También es cierto que desde hace meses Lastra afronta una averiada relación con Weretilneck, profundizada por este último hecho y con un innegable origen en el dinamitado nexo político con el senador Miguel Pichetto. (AV)

Laura Frank


La crítica de la candidata María Emilia Soria al gobierno provincial en un escenario justicialista astilló la aparente convivencia en el oficialismo. En principio, el secretario general, Hugo Lastra quedó en la línea de fuego del gobernador Alberto Weretilneck, quien reprochó a su funcionario la participación de su cartera en un asado político que concluiría con fuertes cuestionamientos a la administración provincial de parte de la primera postulante a Diputados. Lastra ofreció su renuncia y el mandatario no respondió. “Oficialmente, no hay nada presentado”, informó a “Río Negro” el ministro de Gobierno, Luis Di Giacomo. En igual línea, el secretario general negaba su presentación, pero también admitía que su dimisión estaba a disposición del gobernador. Ninguno de los dos miente porque no hay nada formal, pero el martes Lastra habló de su salida con el mandatario. Allí detectó la fuerte censura hacia él y parte de su equipo por la interrelación con la entidad organizadora de la cena en la que surgieron las críticas. La renuncia está orientada a que Weretilneck desestime su propuesta y, en consecuencia, aflore consolidado del acontecimiento. El mandatario –posiblemente– nada contundente diga en esa dirección en las próximas horas. En realidad, el secretario general quedó mayormente expuesto porque funcionarios suyos, como el secretario de Coordinación, Gastón Coumeig, participaron activamente del comentado asado, centrado en el primer aniversario de la agrupación Jóvenes en Acción, presidida por Jorge Sodero. Esta entidad creció con respaldo gubernamental, esencialmente desde la Secretaría General. Por caso, en setiembre, Lastra y Coumeig encabezaron el lanzamiento del curso de Operador Textil de esa agrupación, potenciado con un inicial aporte estatal de 25 mil pesos que sirvió para comprar máquinas de coser. Esos innegables lazos políticos se constituyeron en un insostenible peso para Lastra después de las críticas de Soria, que –entre otras censuras– evaluó sin acción a la gestión de Weretilneck. Otros ingredientes políticos poco lo ayudaron también a Lastra. Por caso, en Facebook, Sodero ironizó con las quejas existentes por el paso de Soria, cerrando con que deberán “acostumbrarse porque estamos llegando”. El mensaje fue fugaz porque funcionarios de la secretaría exigieron su retiro. Igual, su existencia virtual fue suficiente para que Weretilneck se anoticiara y reenviara un mensaje de texto a Lastra. Anoche, las especulaciones eran múltiples y coincidentes sobre la improbable salida del gabinete del secretario general. Esta posibilidad también está alcanzada por un lineamiento electoral: “nada se modificará antes del 27 de octubre”. También es cierto que desde hace meses Lastra afronta una averiada relación con Weretilneck, profundizada por este último hecho y con un innegable origen en el dinamitado nexo político con el senador Miguel Pichetto. (AV)

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