Pil ya no espera el tren de la popularidad, «se fue»

Ya no llenan estadios, Los Violadores se han convertido en una banda de culto con mucha historia detrás, idas y vueltas de la fama en la Argentina sobre las que Pil Trafa habló con "Río Negro".

CIPOLLETTI (AC).- La bendita fama ya no le acaricia la frente con dulzura. Pero esos giros de montaña rusa que da la vida, esa señora que tanto los malcrió, hoy lo abandonó a la buena de Dios. Pero él no se siente un huérfano, aunque sepa que ella jamás volverá.

Así transcurren los días de un tipo al que en el mundo de la música alguna vez bautizaron el padre del punk en Latinoamérica. Que se comía el mundo de un bocado, y que se divertía con crudeza criticando la represión policial y militar, la cultura hippie y a las bandas de rock más influyentes de la historia argentina.

Pil Trafa es así. Con cuarenta y pico sigue siendo así. Ya no lo escupen a cada momento los canales de televisión, rara vez se escucha una canción suya en la radio, y los medios gráficos sólo se acuerdan de su figura… En realidad casi nunca.

Pero él dice que aún así tiene muchas cosas para decir. Y es verdad. Porque su mensaje es bien realista y crudo, consciente y sin grises de por medio.

– ¿Cómo es la nueva versión de Los Violadores?

– Volvimos en el 2000 con Stuka, Sergio Vall (nuestro baterista desde el '88) y como bajista El Niño. Stuka estuvo hasta el año pasado. Iba y venía de Miami, donde tenía su residencia. Pero se hacía muy difícil y ya no puede salir más de los Estados Unidos. Ahora a la banda se unió en guitarra El Tucán, que ya hace un tiempo venía tocando con nosotros.

– ¿Qué diferencia hay entre estos Violadores y los de décadas pasadas?

– La diferencia es que estamos más viejos. Y además el contexto. Antes no había música de este estilo (señala con el dedo un parlante que despide un tema de Green Day). Nosotros somos contemporáneos de The Clash, Ramones. No había bandas punk en la Argentina, lo tuvimos que crear nosotros y eso costó mucho sacrificio.

– Y además nacieron en una época brava, la más oscura de la historia del país.

– Plena dictadura. Por eso te digo, otro contexto, algo terrible. Además se decía que (el punk) era algo importado de Inglaterra. Algo exótico. Era así, pero las letras eran todas locales. Si no, Violadores hubiera sido una réplica de lo de Inglaterra, con diez años de retraso. Fuimos los padres de este movimiento en Latinoamérica.

– Entonces, ¿qué hubiera sucedido si Los Violadores no hubiesen existido?

– El punk abría aparecido muchos años después, pero sin haber estado en el momento álgido de la cosa. Sólo una moda, una moda con mucho tiempo de retraso. Igual nosotros nos hicimos masivos en el '86, cuando nuestro primer show fue cinco años antes. Estamos muy contentos de ser los padres de esta historia.

– ¿Por qué esa manía de irse y volver? Lo hicieron dos veces.

– La primera fue para grabar un disco, hicimos algunas giras y se quebró rápido ese proyecto. Después volví con Stuka en un disco que se llamó «Stuka Pil». Para la segunda vuelta estábamos casi descatalogados en la Argentina. Un sábado por la noche mi mujer me dijo 'porque no vuelven a tocar de improviso en Roxy'. Lo hicimos y más de 1.500 personas, sin saber que íbamos a tocar ahí, cantaron 'vamos violadores'. Nos reconocieron inmediatamente. Ahí empezó todo.

– ¿Cuáles son tus expectativas hoy, con más de 40 años?

– Empezar de nuevo no. Uno ya está hecho en esto. Es retomar una carrera que tuvo altibajos, sobre todo en los 90. Esto es arte, y tengo en claro que lo voy a hacer cuatro o cinco años más. También tengo decidido que mi retiro musical no es muy lejano.

– ¿Sueñan con volver a ser populares, como en los viejos tiempos?

– No, no. La música es así. En lo mediático hoy sos y mañana no sos nada. Somos artistas y somos falibles. Somos personas, aunque no parezcamos.

– ¿Creés que la música hoy está más alejada de la ideología que años atrás?

– Sí, es muy distinto a cuando comenzamos nosotros. Era un régimen de dictatorial había razones más potentes que el hecho de hoy en día usar una remera negra roquera y ropa de cuero. Era muy distinto.

– ¿Es complicado un día estar en la cresta de la ola y al otro estar abajo?

– A mí no me incide. Si no me hubiera retirado hace años, desaparecido. No somos personas famosas sino que tenemos un pasado famoso. Aunque los medios no se interesen en que hable, siempre tengo un mensaje interesante para dar. Además ya sabemos que el tren pasó, el tren de la popularidad se fue. Podemos ser una banda como la que somos, de culto, grande, interesante, pero no una banda multitudinaria. No vamos a ser nunca más así,

– ¿Es complicado vivir de la música en la Argentina?

– Yo vivo de la música desde el '84. A veces vivo muy bien, a veces más o menos, y otras viví mal. Pero vivo de la música.

– ¿Qué es vivir mal para vos?

-Que no te alcance la plata para pagar la luz. Tener que salir a vender discos, sacar de mi colección de discos porque estaba sin shows. Me pasó a mediados de los '90. Pero nunca viví en el lujo. Y tampoco fui pobre.

 

Sebastián Busader

Nota asociada:

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