Píldoras

En ocasiones, una pequeña píldora es capaz de calmar grandes migrañas. Pero, claro, no siempre se está ajeno a los efectos secundarios.

El segmento de temporada alta fue notable en San Martín de los Andes, al menos por cantidad de turistas. Pero también multiplicó quejas entre los visitantes que eligieron el pasaje aéreo.

El «aeropuerto» Chapelco es, en verdad, un aeródromo controlado de estricta operación visual. Cuando las nubes se plantan por debajo del techo de 600 metros, los aviones pasan de largo.

No es una desgracia de proporciones bíblicas como algunos creen, pues el mundo es abundante en aeropuertos de montaña con limitaciones operativas.

Pero Chapelco tiene la rara condición de concentrar las dificultades en el pico de la temporada de invierno -10 días-, cuando una familia tipo viene dispuesta a desembolsar unos 8.000 pesos promedio por cinco días en la nieve.

La aeroestación se comporta de maravillas el resto del año, con porcentajes que nada tienen que envidiarle a Aeroparque. De hecho, año a año se multiplican esfuerzos por mejorar sus condiciones.

El caso es que en los inviernos, un pasajero que se dispone a tomar su vuelo de partida con horarios ciertos no sabe a qué hora llegará a San Martín. En rigor, ni siquiera sabe si llegará, porque puede terminar en Bariloche o en la ciudad de Neuquén abandonado a su suerte, derivaciones mediante.

Un turista explicó sus sentimientos por la aventura a un agente de viajes: «el año pasado tardé 12 horas en llegar a San Martín y me sentí un estúpido. Este año me pasó lo mismo… soy un estúpido».

El daño potencial a la imagen del destino turístico es serio y, para colmo de males, difícil de medir en el tiempo.

Embarcados en el problema, los agentes de viaje de esta ciudad presentaron un proyecto para instalar un puente terrestre permanente entre Bariloche y San Martín de los Andes, con la inclusión de Villa la Angostura, Junín y Aluminé.

Aeropuertos 2000 ya confirmó su predisposición a abrir una oficina con ese fin. El objetivo, sin embargo, va más allá de afrontar con certezas las derivaciones de vuelos de Chapelco, ofreciendo al pasajero la combinación terrestre.

Apunta a convertir a Bariloche en una segunda opción para prevender paquetes a San Martín y, en particular, acometer el mercado brasileño de charters, que hoy es marginal para esta aldea ya que no hay vuelos directos de cabina ancha.

En cambio, si se comercializa el «esquí week» en Brasil con arribo a Bariloche y traslado terrestre incluido, los promotores de la idea ven futuro.

Lo dicho. Una pequeña «píldora» que debería ser notablemente menos costosa que relocalizar el aeropuerto Chapelco, como no pocos impulsan, podría atacar con buenas perspectivas tantos dolores de cabeza. Pero hay «peros…»

Algunos creen ver en esta apuesta un negocio pensado para pocos, a costa de disminuir de modo sensible las operaciones regulares de aeropuerto Chapelco.

En el ambiente, incluso, flota un tufillo de peleas políticas entre sectores empresariales vinculados al MPN y otros ligados al PJ. Unos y otros están sentados a los extremos de la mesa, entre quienes ponen todas las fichas al aeropuerto y aquellos que van por el puente terrestre.

La misma idea fue llevada antes del invierno a Neuquén Tur y hasta anunciada con entusiasmo por un alto funcionario de la provincia, pero apenas si cuajó en intenciones. Algo ocurrió en el medio para desalentar su puesta en marcha.

El caso es que los privados no pueden -eso dicen- hacerse cargo del asunto sólo con sus recursos, de manera que necesitan del soporte del estado provincial. Y, como se sabe, en ese plato suele haber muchas manos.

 

Fernando Bravo

rionegro@smandes.com.ar


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