Plegarias en Sicilia ante la amenaza del Etna

Las corrientes de lava que salen del volcán Etna se encuentran a sólo cuatro kilómetros de Nicolosi, una pequeña localidad italiana. Se trata de impedir el avance del magma utilizando helicópteros y aviones que arrojan agua para tratar de enfriarlo. Los pobladores imploran para que un milagro detenga este fenómeno. Además se está trabajando con topadoras para desviar el curso del material caliente que se dirige poco a poco a la localidad.

NICOLOSI, Italia (Reuters) – Los residentes de una población de Sicilia en las faldas del monte Etna asistieron ayer a misa para elevar sus plegarias, mientras corrientes de lava se acercaban cada vez más a sus hogares.

El ardiente magma del volcán más activo de Europa se encuentra ahora a unos cuatro kilómetros de las primeras casas de Nicolosi, de unos 5.000 habitantes.

La lava se desplazó más de dos kilómetros en cuatro días, aunque su velocidad disminuyó considerablemente en las últimas 48 horas y se dirige hacia una cuenca en las alturas próximas a Nicolosi, donde podría empozarse y lentificar su avance. «Estamos pidiéndole a Dios porque, a esta altura, El es el único que puede frenar la lava», dijo una anciana cuando ingresaba al pequeño templo católico de Nicolosi.

Nicolosi, a mitad de camino en las faldas meridionales del volcán de 3.350 metros, ya fue cubierto por la lava. La leyenda dice que en 1886, el arzobispo de la localidad logró desviar el magma interponiendo en su camino una estatua de San Antonio.

En tanto, las fuerzas de seguridad clausuraron brevemente el aeropuerto internacional de Catania, al pie del volcán, para que los bomberos retirasen de la pista una espesa capa de ceniza volcánica. Durante la noche, el volcán escupió chorros de ardiente lava por cuarto día consecutivo, añadiendo nuevos flujos a las espesas corrientes de magma que se deslizan por sus faldas meridionales.

Cinco grietas se abrieron en la montaña ubicada en la mediterránea isla de Sicilia, dijeron funcionarios. Las fuerzas de seguridad utilizaron el sábado topadoras para erigir barricadas de lodo en busca de desviar el flujo de magma en torno a una hostería turística desocupada a poca distancia de Nicolosi y estaban prestas a evacuar a los residentes, en caso necesario.

Estruendos en la noche

Los habitantes, que en su mayoría no puede dormir por la noche debido al estruendo en el volcán, estaban nerviosos a pesar de que los servicios de protección civil les aseguran que aún no hay peligro alguno.

«Tengo miedo», dijo Antonio Grifo, un albañil de 67 años, agregando que la construcción de un parque natural en el Etna era problemática.

«El parque no produjo ningún beneficio. Nos impide erigir muros de contención, no nos permite tomar medidas».

El jueves, las autoridades declararon un estado de emergencia en la zona, lo que permitirá al servicio de protección civil solicitar la cooperación del ejército.

Ayer, un avión cisterna sobrevoló en varias oportunidades la zona para arrojar su cargamento de agua hacia la corriente de magma, a fin de enfriarla. La corriente de lava, de unos 400 metros en su punto más ancho, dañó varias instalaciones en el volcán, que es también un popular centro de esquí invernal.

Funcionarios del sector de turismo dicen que es tanto el calor despedido por el magma que es improbable que haya de asentarse alguna nieve durante el próximo invierno boreal.

La ocasión más reciente en que el Etna amenazó la región fue en 1992, cuando corrientes de lava se dirigieron hacia Zafferana, un poblado de 7.000 habitantes en las laderas inferiores del volcán, y el ejército debió efectuar explosiones controladas para desviarlas.


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