Pobre convocatoria de Ruckauf en Bariloche

Ruckauf trajo el apoyo para el candidato a senador Eduardo Rosso, pero al mismo tiempo aprovechó para dejar en claro sus aspiraciones presidenciales. El acto no careció de emoción.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con fervor, bombos y decenas de banderas argentinas, el gobernador Carlos Ruckauf abogó por el cambio del peronismo. No obstante, pese al encendido discurso y el nervioso despliegue de colectivos y combis, solo aproximadamente 500 personas asistieron al acto organizado por la dirigencia que postula a Eduardo Rosso como senador nacional.

Rodeado de niños, Ruckauf prometió un futuro mejor, el cual se construirá reduciendo drásticamente el gasto de la política. Su discurso contagió de entusiasmo a los presentes, entre los que se destacó la bandera del «Movimiento de Independientes».

En primer término habló Karin Richter, primera candidata a senadora nacional suplente, la cual reconoció estar muy emocionada por ser su primer discurso en público. «Hoy se abre una puerta de esperanza para el peronismo», exclamó. Seguidamente tomó la palabra Rubén Crespo, quien dijo haber vuelto a la política activa para «terminar con los candidatos a la derrota».

La breve presencia de Carlos Ruckauf en Bariloche sirvió para acercar al candidato Eduardo Rosso tanto al periodismo local como a un grupo de empresarios y dirigentes justicialistas del distrito Andino. Asimismo el gobernador bonaerense aprovechó la oportunidad para realizar su propia campaña con la vista puesta en las elecciones presidenciales del 2003.

Consideró que «la Argentina tiene un proyecto que ha muerto, el de la Alianza, aunque siga sobreviviendo por inercia. Vale ver el riesgo país, el alto nivel de desocupación, la crisis industrial y turística, la anomia en la industria de la construcción, para darnos cuenta que el proyecto no resiste más», insistió.

Se opuso a las críticas sobre la baja en la calificación de la provincia de Buenos Aires y su importante Banco, y contraatacó asegurando que había bajado el déficit de 2.180 a 1.830 millones y que las encuestas lo favorecían. «Bajamos el gasto 400 millones, sin bajar salarios, jubilaciones y sin despidos masivos, como ha hecho la Nación, y aunque no hayamos cumplido las expectativas el ahorro ha sido importante para un año recesivo», subrayó. Reiteró que la Nación había fracasado en su política económica y que esperaba «que en algún momento el gobierno nacional gobierne y tengamos una política que permita reactivar la economía. Hoy el costo del crédito es altísimo, porque el gobierno de la Alianza fracasó y cualquier empresario sabe que sin crédito no se puede trabajar», agregó Ruckauf, quien recordó además que hace tiempo le había sugerido a De la Rúa que baje los encajes bancarios para favorecer la reactivación. «Lo hizo ahora porque la Nación debía tomar créditos», reprochó.

Sobre el renunciamiento a la política de «Chacho» Alvarez opinó que «es coherente con su actitud ante la vida. Nunca está conforme con lo que construye. Coincidimos porque somos simpatizantes de Racing, y nos diferenciamos porque yo donde estoy trato de cambiar la realidad, no me voy», criticó.

Ruckauf se negó a emitir juicios de valor sobre Menem, y también evitó responder sobre si el ex presidente era un perseguido político en relación con la causa del tráfico de armas. «Lo que estuvo mal en ese procedimiento fue la forma en que ese fiscal presentó su dictamen. Por eso nuestra actitud de no permitir que se prejuzgue y que se linche, y sí que se investigue», aclaró.

Anunció «vamos a bajar el costo de la política para que se enojen los que resisten, y vamos a perseguir a grandes evasores, para que aquellos que se resistan se enojen, porque no quiero sorprender a nadie ni cargar más el lomo de los trabajadores».

Justificó su presencia en la interna, pero no criticó a Menem ni a Costanzo

El gobernador Ruckauf evitó descalificar a Menem y a los candidatos que bendice, pero se permitió ironizar al responder sobre si conocía el respaldo que el ex presidente le había otorgado al diputado Miguel Pichetto. «Sí, claro. Lo vi en la revista «Caras», bromeó. «Empezó en el hotel Llao Llao. Ese día el doctor Menem estaba con Cecilia Bolocco cuando lanzó la candidatura de Pichetto».

Más serio, aclaró: «no tengo agravios con nadie. Estoy defendiendo un proyecto distinto al de Menem, y a hombres y mujeres que pueden representar este proyecto en la Legislatura Nacional, y también es importante para las legislaturas provinciales. El futuro se construye en cada elección, y si los ciudadanos se apartan de tomar una decisión, el resultado es lo que hoy estamos viviendo», sentenció.

El gobernador bonaerense justificó su intervención en las internas del justicialismo rionegrino y en otras provincias argumentando: «necesito decirle a los argentinos desde ahora qué país quiero y qué hombres y mujeres quiero que me acompañen para que el país sea posible», y negó que la experiencia pudiera constituir un «test match» preliminar a la disputa por la candidatura con el ex presidente Menem.

Atribuyó los 18 años de gobierno radical en Río Negro, no al liderazgo de Remo Costanzo, a quien evitó criticar, sino al que ejercieron el gobernador Pablo Verani y su antecesor, Horacio Massaccesi.

«El Justicialismo no pudo encontrar el mensaje que llevara a la gobernación a un hombre de nuestro movimiento, pese a que tuvo intendentes brillantes, como Rosso, y otros que han hecho una tarea importante en su momento. Tenemos en la mayoría de las provincias candidatos nuestros que son intendentes exitosos, como pasa en Neuquén, en Chubut, en Mendoza y aquí. Son hombres íntegros, muy respetados en sus pueblos, con muy alta imagen. Y un intendente no puede tener una alta imagen en su pueblo si no gobierna bien», evaluó.

Calificó a la próxima elección como «muy importante, porque implica con qué parlamento va a gobernar el futuro presidente de la Argentina, y el Senado que se elija este año en su totalidad va a tener una inmensa repercusión».

Rosso, por su parte, instó a los justicialistas a «salir del planteo internista de los últimos años», y también evitó poner «nombre y apellido al problema». El candidato esbozó «un proyecto estratégico nuevo para recuperar a viejos compañeros y valiosos militantes que abrazaron otras causas. Es cómo salir del escenario achicado del internismo y volcarnos al escenario comunitario de las grandes demandas».


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