Polémico fallo enfureció al «Kojak» Silva

Perdió la corona ante Sicurella y luego protagonizó incidentes junto con sus allegados.

BUENOS AIRES (DyN)- Hasta incidentes policiales provocó el vergonzoso fallo que decretó la victoria de Alberto «Negri» Sicurella (61,235 kilos), quien recuperó el título liviano al superar por puntos en fallo mayoritario al interminable Ricardo «Kojak» Silva (60,95) en el combate estelar de la velada que tuvo lugar en la Federación Argentina de Box (FAB).

Los jurados Basilio Flecha (97-96,5) y Héctor Primerano (98,5-95) fallaron en favor de Sicurella, mientras que Omar Hernández, el más coherente, la vio igualada en 97, aunque reglamentariamente no puede existir empate en combate titular.

La tarjeta de DyN marcó 98,5-94,5, para Silva. El árbitro Luis Guzmán fue el tercer hombre sobre el ring.

Lo único rescatable que presentó la noche de Castro Barros 75 fueron las diez campanadas y el interminable aplauso de pie que la casa mayor del boxeo argentino brindó a la memoria del legendario «Tito» Lectoure, recientemente desaparecido. Todo lo demás resultó una bochornosa confusión, algo para el olvido.

Mientras que el «pelado» de Los polvorines quería organizar una sentada sobre el medio del ring y era obligado a bajar del cuadrado por un agente policial, el hermano de Silva (Guillermo) era trasladado detenido en un patrullero tras propinarle un cabezazo al árbitro Luis Guzmán.

Ya se vivía un clima hostil desde horas previas al pleito, puesto que dentro de gran parte de la parcialidad de Sicurella se pudo observar algunas caras extrañas, ajenas al ambiente boxístico y que mostraron una actitud desafiante y totalmente incorrecta, ya que lanzaron varios escupitajos con destino a Silva durante la contienda.

«Son todos una manga de corruptos. Tanto (Osvaldo) Bisbal como todos los dirigentes», gritaba «Kojak», mientras trataban de apaciguarlo.

Si bien fue injusto el lamentable dictamen de los jueces, también resultó muy desafortunada la reacción de toda la familia Silva, incluida la mujer del «Kojak» que se trenzó con un grupo de jovencitas que oficiaron como «coro de ángeles» de Sicurella.

«No hermano. Estoy cansado de que me roben, de que se ensañen conmigo. Acá cuando ellos quieren favorecer a los que les convienen, los favorecen. Me rompo todo para, con 40 años, poder presentarme con este estado físico. Todo esto es muy injusto. Voy a citar a la gente del boxeo para hacer un cacerolazo para que cambien a todos los dirigentes. No puede ser que ellos se vivan cambiando de banquitos como quieran», disparó Silva.

Con respecto a la pelea en sí, sin lugar a dudas que sobre el cuadrilátero hubo un claro vencedor: el rapado de Los Polvorines. Por que fue el que esgrimió las mejores armas para doblegar por una diferencia apreciable a un Sicurella empeñoso, pero lejos, muy lejos, de aquella esperanza que asomara luego de una brillante campaña amateur. Para DyN, Sicurella ganó -solo por medio punto- el segundo, el tercero y el noveno round. Lo demás, fue todo de Silva.

Lo lamentable de todo esto, es que también Sicurella -una excelente persona- estuviere plenamente convencido de su triunfo. Cuando, prácticamente, toda la prensa especializada tenía entre dos y cinco unidades en favor del veteranísimo «pelado».

Pero, claro, para Alberto Zacarías, el inefable técnico del «Negri», sus pupilos nunca pierden. !Lamentable!

Luego de esta bochornosa noche pugilística, varias luces amarillas se encendieron para la FAB. A saber: la designación de los jurados para no caer en equívocas reiteraciones. Con respecto a los árbitros: fuera de Guzmán y Carlos Roldán ¿qué? ¿Qué fue de Fernando Peyrous?. ¿Cuántos interrogantes!.


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