Doble femicidio en Las Ovejas: los rastrillajes se centran en la frontera

Una aguja en un pajar parece ser la búsqueda del femicida Lorenzo Muñoz. Pero una aguja que además conoce de punta a punta y al detalle ese pajar que es la zona cordillerana que va desde Las Ovejas al límite con Chile en donde ayer se centraron los rastrillajes.

Con la experiencia campera que posee el asesino de Carina Apablaza y su pequeña Valentina, la policía no duda que aprovechará las irregularidades de la geografía que ayer le permitieron eludir por tercer día la mayor cacería humana emprendida por la fuerza neuquina. Pero la policía también cuenta con efectivos que además son baqueanos, como es el caso del cabo Claudio Cifuentes.

“Es una zona muy grande y muy difícil de acceder porque el bosque es muy tupido y hay muchos cañadones”, describió sobre el área de búsqueda el policía baqueano que cambió el caballo por una moto.

Ayer los helicópteros de búsqueda llegaron precisamente hasta la zona de Pinar para peinar con la ayuda de los perros rastreadores el paso Lumabia, cercano a las lagunas de Epulauquen. Los efectivos creen que en esa zona algún poblador puede haber ayudado a Muñoz en su huida.

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La policía llevó prendas de Muñoz que fueron secuestradas en el allanamiento que por la mañana realizó la fiscal Sandra González Taboada en la vivienda del femicida. (Ver aparte)

Pero tampoco no hubo rastros Muñoz. El cabo Cifuentes explicó que “la ventaja que tiene de esconderse en esos lugares que él conoce, es que sabe por dónde puede moverse, en tierras duras, para no dejar huellas”.

El uniformado de la misma Comisaría 38 que en la víspera del brutal doble crimen había entregado una citación judicial a Muñoz, reveló que “el límite con Chile no está lejos y se pasa a pie. Por la zona oeste, caminando se llega en un día y medio, y por el norte, que es el camino más largo, se tardan unos tres días a pie”.

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Por uno u otro camino, el tiempo está en contra de los investigadores. Cifuentes da por descontado que Muñoz acuda a algún puesto por comida o escondite. Es que la policía no sólo llegó a todas las áreas de veranada, sino que por lo brutal del crimen de la madre y su hija, todos los puesteros se mostraron a favor de entregarlo a la justicia ni bien lo vieran.

Pero los 110 policías que se desplegaron en el pueblito convulsionado de Las Ovejas poco pudieron hacer ayer para cubrir el colador que es la línea fronteriza. Y es allí, en donde no sólo gran parte del terreno sólo puede ser recorrido a pie, que los perros pasaron a jugar un papel central.

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Son los encargados no sólo de detectar si allí estuvo el femicida más buscado de Neuquén, sino también los responsables de zanjar un problema diplomático que es determinar si Muñoz ya cruzó a Chile.

gentileza Martín muñóz

Por tierra y por aire. La búsqueda se centró ayer en la zona cercana a las lagunas de Epulauquen.

“La cordillera tiene que pasarla a pie y la frontera con Chile no está tan lejos. Se tarda entre un día y medio y tres para llegar a pie”,

explicó el cabo primero Claudio Cifuentes.

La vaina del cuchillo

y el ADN de Muñoz

Junto al secuestro de ropa de Lorenzo Muñoz, la justicia recopiló ayer en la vivienda del femicida elementos que permitirán analizar científicamente la vaina que quedó en el lugar del crimen.

La fiscal Sandra González Taboada explicó que esos elementos recolectados servirán para crear el perfil genético, el ADN, de Muñoz.

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