La inseguridad acecha a los que viven en las chacras

El violento asalto a un productor de Mainqué volvió a desnudar un padecimiento que sufren a diario.

El robo y la posterior muerte de un productor hortícola en la zona de Mainqué el 1 de agosto, puso nuevamente sobre el tapete la situación de inseguridad con la que a diario conviven los pobladores y productores que residen en las áreas rurales.

Los habitantes de estos sectores son víctimas de constantes robos, aprovechando la situación de indefensión en la que se encuentran por estar alejados de las plantas urbanas de las ciudades del Alto Valle, viviendo en zonas que son muy amplias, que difícilmente pueden ser cubiertas en las rondas de prevención policiales.

El común denominador de los pobladores de las zonas rurales es el “vivir con miedo” porque no saben en qué momento serán el blanco de los delincuentes.

El hecho que tuvo como protagonista a Hilarión Mamani fue de extrema gravedad, cuatro delincuentes ingresaron y redujeron a la familia. Accidentalmente, cuando uno de los hijos quiso evitar el robo, disparó contra los ladrones pero una bala le dio a su padre, provocándole la muerte.

Ante la seguidilla de robos, los que habitan las chacras prácticamente están acostumbrados a los robos y hurtos, pero el mayor miedo se concentra en que puedan ser víctimas como lo que ocurrió a principios de este mes al productor hortícola.

Claudio Mamani, es uno de los ochos hijos de Hilarión, y siempre vivió junto a su familia en la zona rural, por lo que conoce de primera mano lo que es al inseguridad. “Los robos son algo que se da habitualmente” señaló el joven, y que aunque en varias oportunidades la familia fue blanco de estos hechos, nunca les había tocado protagonizar un hecho como en el que falleció su padre.

“Hace falta más presencia de la policía en la zona de chacras. Sabemos que es difícil, porque son zonas muy amplias, pero se debe mejorar” agregó.

Relató en cuanto a los hechos de inseguridad que habitualmente en la propiedad de su padre se sucedían distintos tipos de robos, desde elementos de trabajo, hasta verduras que cultivaban para posteriormente cosechar y vender.

“Ese tipo de robos son comunes, es difícil de prevenir, porque aprovechan cualquier descuido” señaló el hijo del productor.

Ariel Urra también vive en la zona rural de Mainqué, con constante temor y preocupación por su familia y sus bienes. “Se vive con miedo, hay que cambiar los hábitos, a veces no se puede dormir”, comentó el productor.

Urra, que se dedica a la cría de caprinos y la producción de pasturas, vive a 800 metros de la chacra de Mamani y dice que “es muy complicado, hay muchos casos de inseguridad. No de estas características, pero hay muchos hechos de inseguridad” aseguró.

“Hay todo tipo de delincuentes, el que te va a hacer un atraco por la plata que puedas tener encima, o robarte cualquier cosa. Tenemos que vivir con las tranqueras cerradas, tenemos que tener muchos perros. Nosotros nos dedicamos a la cría de caprinos y hay noches en las que no podemos dormir para evitar los robos” contó el productor.

Por otra parte remarcó que “lamentablemente los hechos son todos los días y la policía anda muy poco. En otros momentos había más presencia de policía en auto, motos o en bici, pero últimamente se los ve muy poco”.

“Uno sale a laburar, queda tu familia en la casa y no sabés con qué te vas a encontrar cuando vuelvas. Todos los que vivimos en la chacra estamos con miedo”, enfatizó.

Dato

Se terminaron los tiempos de tranquilidad en la zona rural

Años atrás, vivir en una chacra era sinónimo de tranquilidad, de vivir rodeado de la naturaleza y de respirar aire puro. Cualquiera que quisiera salir de la vorágine de la ciudad y dar un vuelco en su vida, hubiera elegido por vender todo y mudarse a una zona rural, pero a medida que pasó el tiempo este sector se fue transformando en una verdadera trampa mortal: robos violentos, hurtos continuos y un sinfín de hechos delictivos que hacen que aquella realidad sea sólo un recuerdo.

Quienes viven en la chacras lo saben. Y mientras unos esperan para poder vender su parcela, para regresar a la ciudad, otros resisten. Ese es el caso de un hombre que vive con su mujer y su pequeña hija de 5 años, quien hace 3 meses tuvo que tomar una dura decisión: quedarse en su casa para cuidarla. En menos de 24 horas le entraron a robar dos veces.

“Son terribles –por los delincuentes– están esperando que uno se vaya para entrarnos a robar, están al acecho. Nos vigilan y vienen con gomeras para agredirnos, si estamos acá”, indicó a “Río Negro” un hombre que vive con su familia en una de las chacras de “Tres Ases”, quien prefirió mantener su identidad bajo reserva por miedo a represalias. “Acá si decís algo después te vienen a buscar”, aseguró.

Hace 9 años que vive en Colonia Marconetti. Una zona rural que se encuentra entre la Ruta 22 y la 65, pocos kilómetros después del ingreso a Isla Jordán. La vida allí es muy diferente. Apenas se esconde el sol, los delincuentes aprovechan para salir. Después que le desvalijaran su y le llevaron una moto con la que se trasladaba no tuvo opción: dejó su trabajo para cuidar su casa. “Trabajaba como taxista pero después que nos entraron y se llevaron todo decidimos con mi esposa que ella siga trabajando así yo me encargo de cuidar la casa y a mi hija”, señaló. Cansado de que le robaran optó por quedarse para proteger a su familia.

“Sabemos que la mayoría de esta clase de delitos no son denunciados y por eso invitamos a todos los ciudadanos a que lo hagan”,

aseguró la jefa de la Regional Quinta, Adriana Fabi.

Dato

El trabajo de la Brigada Rural

asLa jefa de la Regional Quinta, Adriana Fabi, aseguró que en lo que va del año se han registraron cerca de cinco robos en zonas rurales, pese a que la cifra no es alarmante se sabe que la gran mayoría de los casos no suelen ser denunciados por diferentes razones.

Señaló que en Cipolletti, Cinco Salto, Catriel y Manzano se cuenta con personal especializado. “La Brigada Rural de Cipolletti está integrada por 28 efectivos que fueron entrenados especialmente para esta tarea ya que es muy diferente el entrenamiento que recibe el personal que es destinado a la ciudad”, puntualizó. Uno de los efectivos de la Brigada Rural señaló que es muy difícil dar con los delincuentes ya que suelen escabullirse entre los canales de riego y la arboleda. “Conocen muy bien la zona y saben por dónde escaparse”.

Los animales son botines preciados para los ladrones

Vilma Barnes hace más de 10 años vive en Roca, en una chacra sobre la calle Lago Guillén en Paso Córdoba, a metros del CET 17. Su cuñado Néstor también vive en la misma propiedad y es dueño de caballos y tiene una panadería.

El 6 de julio unos delincuentes ingresaron y se llevaron una yegua que estaba preñada y una potranca de un año. Alrededor de las 18 se dieron cuenta de que no estaban los animales y al otro día encontraron las viseras en otra chacra, del otro lado de la calle.

A pesar de que tienen seis perros han sufrido la inseguridad. “No les importa nada, nos han envenenado a los perros también”, expresó indignada.

El año pasado sufrieron otro robo. Ingresaron a la casa cuando no estaban los dueños y se llevaron dinero, herramientas y electrodomésticos.

La familia sospecha que los ladrones son un grupo que residiría en la zona de Paso Córdoba pero por el miedo a represalias no los denuncian.

“Ahora la policía montada hace guardia antes no era así”, expresó.

Por los últimos hechos de inseguridad trajeron otro perro, de raza Pit bull llamado Logan.

Luis Vilca tiene 47 años y es un productor hortícola de nacionalidad boliviana. Vive en la chacra 271, ubicada sobre la Ruta 22 pasando el cruce del barrio Puente Cero. El 30 de julio tres sujetos ingresaron golpearon a la familia y se llevaron unos 100 mil pesos.

Luis estaba en la campo donde tiene plantado acelga y cebolla.

“Estaban armados y el mismo revólver me golpearon en la cabeza y a mi esposa”, contó. Los ladrones lo amenazaron de muerte mientras revisaron la vivienda hasta que encontraron todo el dinero que habían guardado de las ventas del año pasado.

“Ahora no tengo plata para comprar semillas y no me quieren fiar tampoco. Las cosas están caras. ¿Cómo vamos hacer para encarar esta temporada?, expresó angustiado.

“Queremos seguridad, esto nos da impotencia. Uno trabaja para darle de comer a su familia y estos se llevaron el ahorro de todo un año”, finalizó muy molesto.

La denuncia la hicieron en la subcomisaría 67ª de Stefenelli pero todavía no dan con los responsables.

¿Cómo es el trabajo policial en Roca?

En Roca gran parte de la zona rural está al sur de la Ruta 22 y es jurisdicción de la comisaría 48ª de Mosconi. También está el destacamento Nº 166 de Paso Córdoba y en el predio del CET 17 está la Brigada de la Policía Montada.

“Este año no hemos tenido hechos de gravedad como robos con armas”, contó el subcomisario José Ciuffetti de la Unidad Nº 48.

En cuanto delitos menores como hurtos que son robos sin arma, el jefe policial informó que suelen tener unos siete por mes y generalmente se llevan herramientas.

“Tenemos dos móviles, motos, también está la Policía Caminera en Paso Córdoba. En el paseo Bicentenario tenemos cobertura permanente durante todo el día”, remarcó Ciuffetti.

En Allen, roban hasta en los establecimientos educativos

A pesar de que la policía de Allen tiene pocas denuncias, los robos en la zona rural se multiplican.

En la zona norte de barda hay puesteros con ganado menor como chivas. Los robos de ganado se suelen dar a fin de año, para las fiestas cuando los animales están más gordos.

Cuando los horneros guardaban el dinero “debajo del colchón”, los robos eran moneda corriente. La bancarización ayudó en este sentido, pero la delincuencia encontró otras víctimas.

Si bien dos patrullas operan en la zona norte de la barda los delincuentes no respetan ni los establecimientos educativos. En el último tiempo el CET 14 que tiene orientación agropecuaria sufrió varios robos.

El último fue el 10 de julio y se llevaron 20 conejos. Para el colegio, se trata de un problema ya que no cuentan con muchos animales para realizar sus prácticas. Los conejos ya habían sido pesados y se iban a utilizar para las clases de faena.

La zona de chacras de se ha dividido en jurisdicciones. Desde la Ruta 22 hacía es río es jurisdicción de la subcomisaría 56ª.

Las chacras que están ubicadas antes de la Ruta 22 son jurisdicción de la comisaría Sexta. De la calle Bahía Blanca hacía el este empieza la jurisdicción de la subcomisaría 54ª de Guerrico llega hasta Gómez, barrio de Roca. La comisaría 33ª tiene jurisdicción al norte del canal principal de riego donde hay bardas y parte de la zona donde están los hornos ladrilleros. La Sexta hace recorridas policiales en su zona rural aunque no todos los días.

Los hechos delictivos se multiplican a pesar de que la Policía no tiene muchos registros porque son pocas las víctimas que hacen la denuncia.

“Queremos seguridad, esto nos da impotencia. Uno trabaja para darle de comer a su familia y nos llevaron el ahorro del año”,

Luis Vilca, productor de Roca, víctima de un robo violento.

“Se vive con miedo, hay que cambiar los hábitos, a veces no se puede dormir.

Comentó Ariel Urra, productor de Mainqué.

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ladrones armados fueron los que ingresaron a la vivienda del productor de Mainqué a principios de mes.
“Sabemos que la mayoría de esta clase de delitos no son denunciados y por eso invitamos a todos los ciudadanos a que lo hagan”,
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son los policías que integran la Brigada Rural de Cipolletti.
Los hechos delictivos se multiplican a pesar de que la Policía no tiene muchos registros porque son pocas las víctimas que hacen la denuncia.
“Queremos seguridad, esto nos da impotencia. Uno trabaja para darle de comer a su familia y nos llevaron el ahorro del año”,
“Se vive con miedo, hay que cambiar los hábitos, a veces no se puede dormir.

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