Políticas y destinos

En la Argentina hoy se extraen 11 millones de metros cúbicos de petróleo menos que en 1998. Brasil, en este mismo período, creció en producción cerca de 8 millones de barriles.

El recorte en nuestro país no se observa en los volúmenes procesados. Se sigue refinando lo mismo: alrededor de 30 millones de metros cúbicos. El ajuste se refleja cien por ciento en la exportación del crudo: se derrumbó de 19 a 8 millones de metros cúbicos, una contracción del 60%.

Esto no es casual. Las políticas que el gobierno nacional implementó desde la salida de la Convertibilidad hasta estos días no hicieron más que espantar las inversiones que tenían proy ectadas las empresas colocar en el país. El presidente Kirchner, en forma unilateral, impuso exorbitantes niveles de retenciones a las exportaciones para que todo lo que se produzca quede en el país. El precio político que hoy tienen las naftas en el mercado interno, desestimula cualquier proyecto de crecimiento que el sector quiera aplicar en la Argentina.

Sin nuevas inversiones y con la contracción sistemática de la producción y la exportación de petróleo, se abre un signo de interrogación a futuro. De mantenerse la tendencia de los últimos años, el aporte del sector petrolero a la macroeconomía se reducirá en forma notoria. Pero esto no es todo.

La falta de una política hidrocarburífera de mediano y largo plazo en el país permite entrever que antes del 2010 la Argentina comience a importar crudo para poder sostener su mercado interno. Las empresas privadas no convalidarán el actual esquema y por lo tanto Enarsa deberá salir a comprar petróleo a precios internacionales, situación que generará un fuerte déficit en la balanza comercial de este producto.

Brasil, por su parte, acaba de anunciar que la autosuficiencia en petróleo, que significa que el país pasa a extraer de sus yacimientos un volumen superior al total de combustibles que el mercado interno consume, está garantizada por los próximos diez años gracias a las reservas descubiertas y comprobadas que superan los 13.000 millones de barriles de petróleo y gas natural.

De la mano de Petrobras, la empresa estatal brasileña, se esperan para los próximos cinco años inversiones superiores a los 60.000 millones de dólares,generando medio millón de nuevos empleos hasta 2010. No caben dudas que para el presidente Lula da Silva, la energía es una cuestión de Estado y de allí la prioridad que tienen las políticas públicas para atraer inversiones.

Argentina, en el 2010 estará importando petróleo, su gobierno seguirá peleando con los inversores y pagando los costos de las medidas que hoy está aplicando en el país.

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